Las más reconocidas universidades a nivel mundial están iniciando procesos de profundos cambios en sus modelos educativos y de gestión académica para acoplarse a las demandas de la postmodernidad.
Así lo señala Rafael Reif, ingeniero venezolano quien el pasado 22 de septiembre y después de una brillante carrera de más de 30 años como docente, investigador y gerente académico en MIT asumió la presidencia de ese instituto de gestión privada que tiene una modesta plantilla de 11.000 estudiantes de pregrado y postgrado, ha logrado 77 premios Nobel entre sus egresados y profesorado y está reconocida como una de las más prestigiosas universidades a nivel mundial y la mejor escuela de ingeniería del planeta.
Reif, en su discurso de toma de posesión de ese importante centro de educación superior y de investigación, señaló el reto que tienen las universidades de excelencia frente a los crecientes costos y las limitaciones para el incremento de la matrícula, cuyos ingresos por este concepto apenas representan un tercio de los gastos operativos, por lo cual según Reif, universidades como MIT, Harvard y la U.C.
Berkeley se encuentran en un proceso de búsqueda de novedosas alternativas de oferta académica que disminuyan los costos y permitan el acceso a esas universidades a estudiantes brillantes de limitados recursos. Igualmente, en esas instituciones se están impulsando las más profundas transformaciones tecnológicas en el ámbito de la educación superior que se hayan generado en 500 años.
Como es sabido, la humanidad ha venido experimentando una revolución científica y tecnológica sin precedentes en la historia de nuestra civilización. Se trata de un proceso de cambios que señalan el tránsito de la modernidad que se está agotando hacia una postmodernidad en plena gestación y hacia una sociedad postmoderna, definida como la Sociedad del Conocimiento, de la Información y de la Innovación que, impulsada desde los años 80 con la incorporación de Internet -que fue un desarrollo científico en el que tuvo relevante participación MIT- ha permitido la globalización de las comunicaciones y de los mercados y definido el saber, el emprendimiento y el capital humano intelectual como los soportes para garantizar la competitividad y el progreso.
Estamos igualmente presenciando cómo en estas nuevas realidades la competencia económica y el desarrollo científico y tecnológico reemplazan a la competencia militar y cómo, ante el preocupante deterioro del hábitat, con múltiples desórdenes climatológicos, frente a la hambruna que aqueja vastas áreas del planeta y, ante el sesgo excluyente de la globalización, se empieza a hacer mayor énfasis en la agenda ecológica y es creciente el llamado a la incorporación de un mayor sentido humano en este proceso.
Por ello, Hans Küng, uno de los más reconocidos teólogos cristianos de la actualidad, ante lo que él considera una globalización inevitable, ambivalente e impredecible, clama por la promoción de un consenso ético global que oriente los negocios mundiales, el desarrollo científico y tecnológico y, en general, la nueva economía y la política.
Frente a esas demandas de la postmodernidad, las universidades de avanzada y de excelencia como el Instituto Tecnológico de Massachusetts están impulsando cambios relevantes como lo señala Reif, configurando lo que se está denominando universidades de tercera generación, en las que además de las profundas transformaciones que se deben acometer en su sistema docente y en el proceso de enseñanza-aprendizaje, se debe incorporar una pedagogía de valores, con énfasis en la ética, la honestidad, la solidaridad y la cultura democrática.
Por ello, y resaltando el principio de que la educación es el más poderoso instrumento para lograr la igualdad económica y social, Reif indica que para lograr la inclusión en los sistemas de educación superior de excelencia, es posible la incorporación en la docencia de las novedosas herramientas de la educación online, ello sin descartar la formación presencial en el campus universitario, en donde se logra a través de la interacción humana la formación en valores y en donde se puede impulsar la investigación y el desarrollo tecnológico con eficiente palanca del progreso y herramienta para asegurar el futuro.
La universidad del futuro debe transformarse para integrar con criterios de excelencia las mejores formas de la educación on-line con las mejores prácticas de la educación presencial.
Es así como se construye la universidad de tercera generación que va a ser la universidad de la postmodernidad.
La Sociedad de la Información y el Conocimiento precisa de instituciones educativas de excelencia e incluyentes, por lo que representa un craso error interpretar que dichas demandas pueden satisfacerse con la visión populista que proclama la masificación de la educación superior sacrificando la pertinencia y la excelencia educativa.
*Esta columna fue publicada originalmente en ElMundo.com.ve.