Uno de los tantos motivos por los cuales una persona no se atreve a emprender con su propio negocio o empresa es el riesgo a quebrar y no ser capaz de volver a pararse luego de las consecuencias que un fracaso conlleva.
Hasta el año pasado, los informes, análisis, estudios o conclusiones respecto al emprendimiento en Chile, a pesar de señalar que los chilenos aprovechan oportunidades de negocios a través de empresas propias, revelan que el miedo al fracaso es la principal causa por la cual muchos no se atreven a emprender.
Alguien podría cuestionar el hecho de "tener miedo al fracaso". En otros ámbitos, fracaso es sólo sinónimo de burlas o de un nuevo intento, pero en el emprendimiento, muchas veces es sinónimo de quiebra económica, problemas financieros y, en algunos casos, engorrosos y frustrantes trámites legales.
Sin embargo, hay muchas malas prácticas en las que las empresas chilenas incurren y que pueden ser un lastre que impide que el negocio zarpe y navegue sólido y constante. Al mismo tiempo, es posible minimizar el riesgo a través de la proactividad, la creatividad y la adaptación. Por esa razón, es necesario tener en cuenta ciertos aspectos antes saltar al emprendimiento.
Primero que todo, muchas personas creen que los estudios de mercado están reservados para las grandes agencias y compañías, y que representan una inversión monstruosa. Falso. Si tu empresa es pequeña, entonces tu investigación debe ser proporcional a su tamaño, y la web te ofrece muchas opciones que, además de útiles son gratuitas.
Ocupa las redes sociales, o herramientas como Google Analytics, ingresa en los buscadores palabras clave relacionadas con el producto o servicio que quieres proporcionar o comercializar, navega en la web, haz encuestas en internet, infórmate sobre el perfil al que apuntas, etc. En fin, ¡haz tu tarea!
Muchas pymes quiebran porque, antes de ponerse a vender, no saben exactamente a quién le quieren vender, cuáles son sus gustos, a través de qué medios consume ese público, contra quién compiten, y una larga lista de etcétera.
Otro tema no menor, es la tendencia a incurrir en gastos más grandes de lo que se puede costear. Si estás recién empezando, con poco capital y mucha incertidumbre, ¿realmente necesitas esa oficina tan grande en aquel lugar tan caro? Una vez más, la web llega al rescate.
Cada vez más, la conectividad provocada por Internet permite trabajar desde cualquier lugar hacia cualquier parte del mundo, reunirse mediante call conference, despachar a domicilio y un sinfín más de opciones.
En este mundo tan competitivo, en donde cada peso cuenta, toma decisiones acertadas y sé realista con tu empresa. Si no tienes presupuesto y estás empezando, ¡haz que tu oficina, vitrina, mercado y el mundo sean la web!
