La entrevista que ayer Excélsior publicó, y que realizó mi querido Carlo Pini, a Roberto Saviano no tiene una letra de desperdicio. Saviano, italiano que hoy vive, si no entre las sombras, sí rodeado por un equipo de seguridad que no lo deja solo ni un solo segundo del día, tras las varias amenazas que recibió por parte de la mafia italiana después de la publicación de Gomorra, un completísimo texto -que incluso se hizo película- donde devela el organigrama y los secretos de la Camorra, aquel grupo criminal originario de Nápoles. Ahora, Saviano reaparece en la escena editorial con la publicación de Cero Cero Cero, un libro donde desglosa las redes de corrupción en los años 80, cuando los narcotraficantes colombianos se enfrentaban a sus iguales mexicanos. Así que, partiendo de ahí, de la mano de sus investigaciones y sus antecedentes, Saviano es una de las plumas más conocedoras de los asuntos del narcotráfico. De la entrevista, destaco tres temas importantes que anoto, textual, a continuación:
Sobre el papel de nuestro país, como referencia del narcotráfico en el mundo, papel que duele, pero que no podemos negar: “Quien no conoce hoy México no puede entender el mundo actual. Suena crudo, pero es así. Hoy México es el centro del mundo (...) En el tema de la droga, de la economía mundial, México no es hoy algo periférico. Es el centro, el corazón pulsante del mundo...”.
Sobre la posibilidad de legalizar, en este caso, la mariguana, un debate bastante verde aún en nuestro país, pero que llegado al menos a la ALDF, se obligará a tomar forma: “Detesto cualquier droga. Ni siquiera de jovencito las probé. Y como yo odio las drogas, justamente por eso pediría su legalización. No se trata de incentivar el consumo de la mariguana o de otras drogas. Legalizándolas puedes hacer una campaña en su contra. Aquí de lo que se trata es de arrancárselas, de quitárselas a los narcos. Para mí, ése es el único camino. Si mañana se legalizaran todas las drogas en México, las metanfetaminas, el ice, la mariguana, la coca... los cárteles de la droga se derretirían como nieve bajo el Sol (...) Tengo que decir que José Mujica, el presidente de Uruguay, cuando impulsó la legalización de la mariguana, lo hizo para contener en su país a los cárteles mexicanos que habían llegado. Los cárteles mexicanos estaban ya ahí presentes con el dominio de la coca y la mariguana. Ahora, al menos, les quitarán una rebanada a ese pastel, se evitará que sigan con sus ganancias millonarias”.
Y en la entrevista con Pini, que coincidió con una coyuntura como la que hoy vivimos, era imposible dejar a un lado a dos personajes: al que salió hace unos meses y al que recapturaron hace unas semanas: “Pensarán que exagero, pero la liberación de Caro Quintero fue peor que si hubiera ocurrido un golpe de Estado en México. Desde mi perspectiva, sólo desde mi análisis, y quiero remarcarlo, fue algo así como si los narcos le hubieran dicho al gobierno mexicano ‘hazte a un lado. Esta lucha es entre nosotros y Estados Unidos’. Su liberación mandó un poderosísimo mensaje al gobierno de Obama. ¿Cuál es el mensaje? Es claro, contundente: ‘Vieron, Caro Quintero ordenó la tortura y muerte de Enrique Kiki Camarena (el agente de la DEA) y ahora está libre’. El mensaje, insisto, no fue al gobierno mexicano, no fue para los cárteles, ni siquiera para el pueblo de México. El mensaje fue directo a Washington...”.
... ¿y sobre la posible extradición de El Chapo?: “Después del episodio de Caro Quintero, el gobierno mexicano no quiere extraditar a El Chapo porque quiere demostrarle al mundo que la suya es una democracia capaz de administrar sus problemas. Creo que se equivoca, no debería ser así. Después que El Chapo gobernó durante ocho años desde la cárcel, después de que El Chapo hizo de la cárcel una más de sus propiedades, después de que se escapó hace 13 años, qué garantía da hoy el gobierno mexicano. ¿Cree que El Chapo contará todo lo que sabe? Puede que sí. ¿Dirá todo? Veremos...”.
Las respuestas de Saviano, cuya cabeza tiene precio para la mafia italiana, siendo él un personaje internacional tan joven -tiene apenas 34 años-, son demasiado contundentes. La lectura de sus libros, sus publicaciones en varios diarios de circulación global y entrevistas como ésta, son necesarias para que, como dice él, podamos comprender la realidad de un país como el nuestro.
*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.