¿Qué factores motivan las decisiones de inversión de los inversionistas que operan con un horizonte a más largo plazo? Nuestras investigaciones muestran que, en general, estos inversionistas no prestan atención a las diferencias de tasas de interés entre los países cuando deciden dónde invertir.
Se observa que los factores que sí consideran al tomar sus decisiones son las perspectivas favorables y estables de crecimiento, un bajo riesgo país -incluida la estabilidad política y económica- y un tipo de cambio estable. Todo esto tiene sentido para los inversionistas a largo plazo, como los fondos de pensiones y las compañías de seguros.
Entonces, ¿por qué se habla tanto de que las tasas de interés bajas en las economías avanzadas están “empujando” los flujos de inversión hacia los países emergentes, donde las tasas de interés son en general más altas? ¿es una historia equivocada?
En nuestro estudio para el Informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial (Global Financial Stability Report) utilizamos datos detallados sobre flujos de entrada y salida de fondos de inversión en bonos y acciones para analizar los factores que subyacen a las decisiones de inversión de los inversionistas institucionales.
Estos inversionistas suelen tener un horizonte de inversión a largo plazo, con obligaciones que con frecuencia se extienden a lo largo de décadas. Centran su atención en los rendimientos a largo plazo y -un factor importante- invierten su propio dinero, en lugar de invertir con dinero prestado.
Sencillamente las tasas de interés no son tan importantes para estos inversionistas. Consideramos las tasas de interés a corto plazo, las tasas de interés a largo plazo, las tasas de interés reales y las tasas de interés nominales. En general, los inversionistas institucionales no reaccionan ante ninguna de ellas, ni para sus inversiones en acciones ni para las inversiones en bonos.
Las tasas de interés son importantes para quienes invierten con tiempo prestado. Esta historia tiene dos matices importantes.
Primero, los inversionistas son muy diversos; vienen en muchas formas y tamaños, con objetivos diferentes e incentivos que dependen de la fuente de sus fondos (su propio dinero o dinero prestado), de a quién representan (a los pensionistas o a los tomadores de riesgos) y del horizonte de sus inversiones.
Además del comportamiento de los inversionistas institucionales a largo plazo, hay un conjunto de inversionistas que toman prestado el dinero que invierten. En esta clase de inversionistas -a los que suele denominarse inversionistas apalancados- están incluidos los fondos de inversión libre o especulativos (“hedge funds”) y quienes realizan operaciones de arbitraje de tasas de interés entre divisas (“carry traders”).
Aunque estos inversionistas no están incluidos en nuestro estudio, hay una serie de razones para pensar que es más probable que los inversionistas apalancados reaccionen a los diferenciales de tasas de interés.
Dado que los inversionistas apalancados toman dinero prestado para invertir, para ellos la tasa de interés que deben pagar por los préstamos es un costo directo de sus operaciones, mientras que para los inversionistas no apalancados es tan solo un costo de oportunidad. Este vínculo más directo entre las tasas de interés y el rendimiento de la cartera por definición los hace más sensibles a los diferenciales de tasas de interés entre países.
En general, el apalancamiento incrementa el riesgo, dado que un monto más pequeño de inversión inicial controla un riesgo más grande. Es probable que debido a este mayor riesgo su cartera sea más sensible a todos los factores fundamentales que motivan las inversiones, incluidas las tasas de interés.
Dado que estos dos grupos de inversionistas parecen responder de manera diferente a las tasas de interés, su tamaño relativo es importante a la hora de determinar el efecto global de los diferenciales de tasas de interés sobre los flujos de inversión. Los inversionistas institucionales que analizamos tienen, por gran diferencia, la mayor cantidad de activos totales para inversión: más de US$70 billones. El total de activos invertibles de los inversionistas apalancados es mucho menor, probablemente alrededor de la décima parte de los activos de los inversionistas institucionales.
Aunque el total de activos invertidos puede ser menor, observamos que su impacto en la volatilidad de los mercados puede ser sustancial debido a que los inversionistas apalancados realizan operaciones más frecuentes, moviendo fondos entre mercados y países en busca de oportunidades a corto plazo de maximizar el rendimiento de su cartera.
Esto es así especialmente en tiempos de turbulencia en los mercados, cuando los inversionistas apalancados pueden verse forzados a vender, por ejemplo para evitar pérdidas que superan su inversión inicial. Los inversionistas a largo plazo pueden verse más inclinados a capear el temporal dado que no tienen que devolver los fondos prestados.
El segundo matiz de esta historia es que incluso los inversionistas a más largo plazo pueden tornarse más sensibles al nivel de las tasas de interés si el actual contexto de tasas de interés bajas persiste.
Las tasas de interés bajas perjudican la posición financiera de los inversionistas institucionales que necesitan generar un determinado rendimiento mínimo, como los planes de pensiones que se han comprometido a pagar pensiones tomando como base tasas de retorno mucho más altas que las que obtienen en la coyuntura actual.
Por ahora, la mayoría de estos inversionistas institucionales están en un compás de espera, y aceptan rendimientos más bajos sin trasladar sus fondos a países con tasas de interés más altas y mayores riesgos percibidos, o a activos internos más arriesgados. Sin embargo, cuanto más prolongado sea el período de tasas de interés bajas, más difícil se tornará la situación financiera de estos inversionistas y mayor será la presión sobre los mismos para que salgan “a buscar mayores rendimientos”.
Aun así, a largo plazo la historia permanece intacta. Los flujos de inversión probablemente estarán dominados por inversionistas institucionales a largo plazo, que consideran principalmente las perspectivas de crecimiento y el riesgo país. No es probable que los diferenciales de tasas de interés entre países afecten estos flujos de inversión de más largo plazo.
*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Diálogo a Fondo del Fondo Monetario Internacional (FMI).