La Inteligencia Artificial (IA) ya es una realidad en Chile y en toda América Latina. El mercado está adoptando transversalmente soluciones de IA, desde las empresas nuevas y pequeñas hasta las entidades maduras y tradicionales de todos los segmentos económicos. Instituciones como Red Crecemos, Ripley, Volkswagen y Sura ya cambiaron la forma como interactúan con sus clientes, usando la IA para ofrecerles una nueva experiencia en los rubros de educación, retail, automotriz y financiero. Los ejemplos son muchos y hoy vemos que todas las industrias están buscando la transformación digital apalancada por la Inteligencia Artificial.
Esta tendencia es una respuesta del mercado a la actual economía de la data en la que estamos viviendo. Con el crecimiento exponencial del acceso de la población a dispositivos móviles, el uso masivo de las redes sociales y el crecimiento de los dispositivos conectados con Internet de las Cosas (IoT), estamos generando hoy 2.5 billones de Gigabytes al día en el mundo - lo equivalente a 170.000 periódicos distribuidos a cada una de las 7 billones de personas del planeta. En 2020, este número será aún más grande, y estaremos generando 1.7MB de data por segundo. Sin embargo, el 80% de esa data no es visible ni administrable; son datos no estructurados que no pueden ser analizados por sistemas de cómputo tradicionales. Por eso, ha emergido la necesidad de que las empresas adopten sistemas de inteligencia artificial con capacidad de manejar, analizar y sacar insights de ese mar de data.
Si hoy decimos que la data es el nuevo petróleo del siglo XXI, eso implica que las organizaciones que recopilan, almacenan, administran o procesan datos tienen la obligación de hacerlo de manera responsable. Es decir, manejar la data con principios de seguridad, privacidad y transparencia y con el compromiso de preparar la fuerza de trabajo para las funciones que surgirán con las nuevas tecnologías.
Las nuevas tecnologías necesitan ser guiadas de manera segura en este nuevo mundo impulsado por la data y las empresas que construimos esas tecnologías, tenemos esa responsabilidad de hacer la gestión de los datos siguiendo principios de seguridad, propiedad y privacidad.
También tenemos que garantizar que los trabajadores en todo el mundo se encuentren preparados para los cambios tecnológicos y de mercado, ya que se está transformando la forma en la que trabajamos, y que a su vez generan cambios en la productividad, el crecimiento económico y la generación de empleos. Un estudio reciente de IBM con 5,000 ejecutivos develó que, si bien el 82% de las empresas está considerando implementaciones de IA, el 63% carece del talento interno para administrar la tecnología con confianza.
De acuerdo con Gartner, empresa consultora y de investigación de las tecnologías de la información, para el año 2020 la Inteligencia Artificial se convertirá en un motivador positivo para el trabajo que va eliminar 1,8 millones de empleos pero en contrapartida va a crear 2,3 millones de nuevos puestos de trabajo. Las personas y las máquinas trabajarán “codo a codo” con la tecnología que aumenta la capacidad para tomar decisiones mejor informadas e imparciales.
La tecnología despertará cambios relevantes en las organizaciones, ya sea en la creación de nuevos empleos, los cuales algunos de ellos hoy ni siquiera podemos imaginar, cambios en el tipo de trabajo, en la naturaleza y oportunidades de la profesión.
Es interesante recordar qué ocurrió en los años anteriores a 1878 cuando Thomas Alva Edison construyó la primera lámpara incandescente. En las plazas y calles de las ciudades, trabajadores se dedicaban de manera diaria a encender las velas de alumbrado público. Me pregunto que habrán pensado esos trabajadores cuando tal irrupción llegó al mundo, cómo se relacionaron ellos con la tecnología, qué pensaron sobre sus empleos y qué incertidumbres pudo haber creado tal descubrimiento. Muchos seguramente imaginaron que aquel brillante invento iba a ser una calamidad pues iba a destruir sus empleos, sin embargo, la historia nos demuestra que los avances de la tecnología han generado muchos más empleos de los que se pudo imaginar.
La Inteligencia Artificial está cambiando dramáticamente la toma de decisiones y la competitividad de las empresas en Chile y en nuestra región. Las empresas chilenas y latinoamericanas están en igualdad de condiciones que cualquier otra empresa del mundo para capturar las oportunidades de esos mercados. Si garantizamos que los sistemas de IA están siendo ofrecidos de forma transparente, siguiendo los principios de responsabilidad, privacidad y ética, podremos continuar aprovechando los beneficios de digerir todo el valor de la data para ofrecer una ventaja competitiva. Estarán en la delantera las empresas que la adquieran con foco y agilidad, apoyándose en socios que les permitan desenvolver todo un ecosistema de co-creación e innovación.