En momentos en que América Latina aún se ve afectada por la desaceleración de su economía, Perú, por su parte, atraviesa un momento clave para el mercado transaccional y para los inversores que hoy, más que nunca, tienen los ojos puestos sobre el país.
Si bien es cierto que la actividad de fusiones y adquisiciones en Perú ha disminuido en los últimos meses debido a los casos de corrupción que afectan actualmente a la región a raíz del caso Odebrecht, el contexto marcado por la caída del precio de los commodities, y en general, al debilitamiento de sus socios de la Alianza del Pacífico, el país sigue siendo un receptor de inversionistas.
Según los datos del primer trimestre de 2017 (year to date) del mercado M&A de Perú, elaborado por Transactional Track Record (TTR), la nación ha registrado una dinámica constante a lo largo del año, con un total de 25 operaciones, de las cuales 13 suman un importe no confidencial de US$946,63m.
Estos resultados se deben a importantes movidas empresariales como la venta del 61,25% del capital social de la peruana Corporación Lindley que tiene Arca Continental, a su filial mexicana AC Bebidas, transacción valorada en US$759,17m; la venta del 50% del proyecto Cuartel de San Martin a Urbi Propiedades, por parte de la peruana Graña y Montero, operación de US$50m; la adquisición del Centro Corporativo Miracorp, inmueble de oficinas localizado en Perú por parte de GLL Real Estate Partners, con sede Alemania, por un importe de US$47m; entre otras operaciones que incluso se registran, por valor operacional, como algunas de las destacadas de América Latina.
Sin embargo, de acuerdo con el informe publicado en marzo del mercado transaccional de América Latina, también elaborado por TTR y en colaboración con Ontier, en el que se evalúa el desempeño de Brasil, México, Chile, Argentina Colombia y Perú en los dos primeros meses de 2017, la nación inca desciende al último lugar del listado, con 12 operaciones (una baja del 43%) y con un descenso del 91% en su capital movilizado (US$113m).
Como se señalaba al inicio, algunos de los factores que habría generado este efecto es que Perú ha sido uno de los países de la región que ha sufrido el impacto en la apreciación del dólar, en la crisis de las materias primas, en factores macroeconómicos, así como en las consecuencias del caso Odebrecht en América Latina.
En ese sentido, este último evento ha ocasionado que los inversores interesados en realizar operaciones M&A en el sector infraestructura de Perú hayan prestado interés a los aspectos de due diligence y compliance, entre otros procesos de información de empresas y gestión del riesgo, lo cual habría influido en cierta medida en el aplazamiento de anuncios y cierres de transacciones.
Y, sin vislumbrar un entorno poco optimista, estos resultados en descenso que tienen una tendencia similar en algunos países de la región por las bajas valoraciones de los activos y por la depreciación de la moneda local, también habrían estimulado a que inversores extranjeros hayan visto a futuro empresas con un alto interés de compra en sectores como la minería, infraestructura y consumo, áreas de mayor dinamismo en el país.
Es por eso que sociedades de estos mercados podrían realizar en los próximos meses desinversiones en algunos de sus activos y proyectos no estratégicos, con el objetivo de reducir su endeudamiento y apalancar su capital, tal y como se puede analizar con el caso de la subasta de activos de Doe Run que en este momento inicia su segunda fase.
Ley de control de fusiones y adquisiciones: el gran reto para Perú
Por otra parte, mientras el gobierno de Perú ha puesto sobre la mesa le necesidad de implementar en el país una Ley de control de fusiones y adquisiciones, tema que próximamente será debatido en la Comisión de Economía del Estado, las concentraciones empresariales son una constante en diversos sectores empresariales en el país y es un aspecto que posiblemente ha permitido que el Perú haya aumentado en los últimos años su actividad transaccional, especialmente por parte de empresas medianas.
En esta temática, es de resaltar que Perú es el único país de la Alianza del Pacífico que no tiene control previo de fusiones y adquisiciones, y sus países socios como Chile, México y Colombia tienen mecanismos de acción preventiva frente a estas movidas empresariales. En este panorama, no es menos importante si se prevalece que más de 90 países tienen una normativa que regulan las fusiones, adquisiciones y concentraciones empresariales en el ámbito mundial.
Sobre este aspecto, la Comisión de Libre Competencia (Indecopi) cumplirá un papel relevante en este futuro proceso que también será clave para el desarrollo de la dinámica del mercado transaccional en el mediano plazo y los inversores podrían estar atentos al para tomar futuras decisiones, ya que esta entidad podría ser la encargada de supervisar las fusiones y adquisiciones empresariales, donde el grupo económico resultante tenga el 51% de cuota de participación o más, en uno o más mercados. Todo este proceso para que ello no aterrice en una práctica de monopolio.
Con estos últimos fenómenos y con la reciente coyuntura, Perú se convierte hoy en día en un mercado expectante en el ámbito empresarial y, en especial, en las futuras operaciones M&A que se realicen en el ámbito local. Sin duda, este factor podría ser relevante para analizar si realmente esta medida será provechosa para generar una mayor eficiencia del mercado, para conservar la competencia, y para que realmente se genere un beneficio para los consumidores y usuarios. Por ahora, no cabe duda que este nuevo panorama entrevé un nuevo futuro en el mercado transaccional. Se abre el debate y se activa el radar inversor en el país.