La verdad que cada vez que hablamos de marketing terminamos citando a los próceres de la mercadotecnia, y seguimos derivando y profundizando sobre las 4, 5, 6, 7 P, o si cuántas C más se incorporaron, dejando de lado lo realmente importante que son las nuevas tendencias y lo que nos dice la experiencia, esa que sólo se gana a través de la sensibilidad que puede entregar la calle, la plaza, en donde realmente constataremos lo nos indica el mercado, es por ello, que se hace necesario que los cursos de marketing más avanzados, incorporen más casuística y menos teoría.
Los servicios cada vez dan más que hablar, por cierto que aquellos con gran porcentaje de creatividad e innovación y a propósito de ello, recuerdo aquella conversación de cóctel que sostuve con un ejecutivo, el cual me comentaba una iniciativa vinculada con promover el turismo en Lima de manera no convencional, a través de un bus anfibio, el cual no solamente mostraría las monumentos y calles de esta capital, sino que el pasajero tendría la posibilidad de vivir una experiencia náutica en el mismo vehículo, sin la necesidad de transbordo alguno; pues dicho y hecho, esta inédita iniciativa se concretó, causando más de algún interés en vivir la experiencia turística urbano-anfibia.
Oferta y atributos en la elección del servicio. La oferta de servicios crece a pasos agigantados, los vemos desde los más sencillos hasta los más complejos, la elección por parte del consumidor no necesariamente pasa por el objeto primordial del servicio, sino, por los beneficios accesorios que éste entrega, pues la prestación básica que se está adquiriendo ya se tiene por descontada, es decir, si usted toma un vuelo para viajar a algún destino, no se cuestiona si llegará con vida, eso lo tiene asumido, por el contrario, usted analizará temas secundarios tales como, cuáles serán las prestaciones accesorias que dicho servicio le ofrece; en el caso de vuelos, la experiencia de atención a bordo, puntualidad y renovación de flota de naves; en lo que respecta a servicios de salud privados, la elección de la clínica, estará sujeta también a factores complementarios, principalmente asociados a los conceptos de calidez del personal y hotelería, (confortabilidad de las habitaciones, alimentación, privacidad y en algunos casos exclusividad).
Servicios como oferta exportable. Gracias a las técnicas de marketing internacional, podemos desarrollar una estrategia que permita internacionalizar nuestra oferta de servicios en el exterior, por cierto, una vez que ésta se haya validado y madurado en el mercado nacional.
¿Pero cómo consolidamos lo anterior en el exterior?, lo ideal es que sea a través de un esfuerzo público-privado, en donde gremios y Estado, caminen de la mano en la consecución del objetivo común, específicamente a través de una ambiciosa apuesta que contemplará la creación de una marca sectorial, tremenda herramienta de promoción que posicionará al país y por cierto a la industria en particular en terceros mercados.
Creando marcas sectoriales. Semanas atrás conversaba con algunos alumnos de últimos ciclos de las carreras de administración y marketing, y analizábamos lo que ha significado el desarrollo de la gastronomía peruana y su inmejorable incursión en el exterior, coincidiendo además, en que en algunas latitudes la muestra culinaria del Perú es percibida como excesivamente gourmet, percepción que puede ser capitalizada como atributo; sin embargo, el etiquetado de gourmet es asociado a exclusividad, una carta no tan accesible, con precios un tanto caros. Como consecuencia del análisis expuesto, convenimos en que sería una alternativa a explorar sería la creación de una marca sectorial a la que se le denomine PERÚ TAYPÁ1, concepto que tendría por finalidad promover la industria gastronómica popular, generosa y abundante, esa que no necesariamente cuenta con tanta sofisticación, esa que identifica el Perú profundo, de sabores y aromas fuertes, esa que más de alguna vez disfrutó usted amigo lector y dijo: “¡uy, ya no jalo!”, esa que ¡sí! es inclusiva, pues está al acceso de un bolsillo no tan profundo, y no precisamente cuenta con servilleta de paño blanco y en la mesa probablemente encontrará no más de tres cubiertos, más su vaso.
Pero no todo es gastronomía, pensemos en desarrollar un concepto de marca sectorial de servicios, que favorezca a alguna de la rama de la industria en particular, ejemplo, servicios de confección de alta calidad, ya existe un importante bagaje al respecto, además de reconocimiento en el exterior; no está demás pensar en la creación de un concepto de servicios exportables integrados, como la iniciativa que proponía Vía Vida, una oferta conjunta de servicios de turismo gastronómico que incluía salud, orientados a un target que los demanda contantemente; los turistas del norte chileno que ingresan por Tacna.