Primero Hidroaysen, luego la central Castilla y ahora la licitación del Contrato de Operación de Litio. Lo cierto es que la institucionalidad ambiental, política, jurídica y administrativa de Chile se ha ido deteriorando en un lapso de tiempo vertiginosamente corto. Para un inversionista, lo importante de la institucionalidad que enfrentan sus “dólares” de inversión, es su estabilidad y predictibilidad.
Finanzas 101: a menor predictibilidad, mayor riesgo. A mayor riesgo, menor inclinación a invertir o mayor rentabilidad exigida al proyecto. No hay magia, no hay secretos, no hay alquimia.
Hoy Chile es menos predecible, más riesgoso. La institucionalidad ambiental es compleja, opaca, variante, sujeta a presiones de movimiento sociales y presiones políticas que poco tienen que ver con lo estrictamente “ambiental”. Adicionalmente, los movimientos sociales se han vuelto sorpresivamente activos en este gobierno, generando una presión adicional a la institucionalidad que afecta la inversión.
Un buen ejemplo de lo anterior es la baja participación de la licitación de los Contratos Especiales de Operación de Litio (CEOL). De más de 60 empresas que compraron la bases, sólo se presentaron tres ofertas (5% de participación efectiva). Los responsables de la nueva licitación de los CEOL deben preguntarse: ¿qué vio el 95% restante que no hizo ofertas? Una posible respuesta es “riesgo”. Vieron una tasa de riesgo tan alta, que la tasa de descuento que tuvieron que aplicar resultaba en que no era económicamente racional entrar al juego.
¿Qué hacer para asegurar ofertas competitivas en la próxima licitación de los CEOL, o cualquier licitación que haga el Estado de Chile para tal efecto? Hay que disminuir el “riesgo”, pero como el gobierno tiene poca palanca para mitigar la probabilidad de ocurrencia de los reclamos políticos y/o sociales, hay que centrarse en mitigar el impacto que ello pueda tener en las tasas de descuentos de los inversionistas, sobretodo los extranjeros.
¿Cómo lo hacemos? Otorgando garantías adicionales en los procesos de licitación. Garantías como: pagar el costo de elaboración de ofertas si se declara desierta o nula la licitación, una vez adjudicado un jugador u ofreciendo una multa importante, que pagaría el Estado al adjudicado, si se materializa un evento regulatorio que afecte la adjudicación; o devolver las inversiones, más una tasa de rentabilidad acordada, si las presiones paralizan la materialización del proyecto una vez hundido el primer dólar. En fin, el dueño natural del riesgo regulatorio es el Estado de Chile, por lo tanto, es el Estado el llamado a asumir el impacto que las presiones sociales terminen provocando en el marco regulatorio.
En Falcon enfrentamos regularmente situaciones de monopolios artificiales, es decir, situaciones de proveedores monopólicos que existen como tal sólo a consecuencia de acciones que los propios clientes han ejecutado o dejado de ejecutar. Los clientes se preguntan ¿por qué siempre llega el mismo proveedor con oferta si el mercado es competitivo y mi volumen de negocio es relevante? La razón siempre, no a veces, si no que siempre, es que el resto de proveedores ve más riesgo en ese cliente. Y la forma que mejor funciona para atraer esos nuevos jugadores es siempre las garantías a los proveedores. ¿Qué garantías y cómo se materializan? Depende de cada caso y de cada estructura de Industria. Pero lo concreto es que al existir esas garantías, disminuye el impacto económico si algo sale mal y por lo tanto se genera más competencia de manera casi espontánea. Esa mayor competencia, a su vez, genera mejores precios y mejor servicio.
En al caso del litio vemos que el gobierno tuvo una buena capacidad de “road show” (60 empresas interesadas), pero tuvo baja convocatoria (5% de participación efectiva). A la luz de lo que terminó ocurriendo, parece claro que el 95% restante tenía razones fundadas para dudar en su participación.
Si licitamos los nuevos CEOL de la misma manera y el Estado no asume la cuota de riesgo que le corresponde, vamos a terminar con los mismos jugadores de siempre y en un escenario artificialmente monopólico.