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Nuestros émulos de Bolsonaro
Lun, 03/02/2020 - 10:52

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

En una video-columna en este medio, titulada "La Búsqueda de un Bolsonaro peruano", sostenía la hipótesis de que la elección de Bolsonaro en Brasil se debía a la valoración negativa que parte del electorado tenía de los gobiernos anteriores antes que a su afinidad ideológica con el candidato. Esa hipótesis se basaba en diversos indicios. Por ejemplo, en encuestas de opinión regionales la mayoría de los votantes (incluyendo en Brasil), siempre se ubicaron a sí mismos en torno al centro político. Otro indicio de que los brasileños no eligieron un presidente de derecha radical por razones ideológicas era que esos mismos electores venían de elegir cuatro gobiernos consecutivos de izquierda.

En México, por su parte, ocurrió algo parecido, pero en dirección opuesta: cuatro gobiernos consecutivos que, con bemoles, podrían calificarse como de derecha, fueron sucedidos por un gobierno proveniente de la izquierda, el de López Obrador. Este último había sido candidato presidencial dos veces antes y su votación merodeó un tercio del electorado, así que sabemos que el 53% de la votación que obtuvo en 2018 trascendía su base electoral habitual. Es decir, Brasil y México tuvieron cambios abruptos de orientación política, pero en direcciones opuestas. ¿Qué podría tener en común ambos casos? La encuesta Latinobarómetro encontró en 2018 que, en promedio, 79% de los encuestados en nuestra región opinan que en su país se gobierna "para unos cuantos grupos poderosos en su propio beneficio". Pero añadía que "en Brasil es el 90% el que dice que se gobierna para unos pocos y en México el 88%, éstos dos países han elegido presidentes ‘extra muros’ del sistema político, (…)". Es decir, una hipótesis similar a la que esbozamos al inicio.

 A su vez, en Argentina habría que suponer que el votante medio cambia de orientación en forma zigzagueante para explicar los resultados electorales con base en sus preferencias ideológicas: eligieron en tres ocasiones sucesivas presidentes provenientes de la izquierda peronista, luego eligieron en 2015 a un presidente conservador para, finalmente, volver a elegir al peronismo de izquierda en 2019.

El último indicio de que la ideología no parece explicar los cambios en la orientación del voto lo proveen las elecciones congresales en Perú el 26 de enero. En este caso, los sectores ideológicamente afines a la derecha radical pasaron de ser una mayoría absoluta del Congreso unicameral a ser una minoría marginal, sin poder de veto en decisiones que requieren mayoría calificada. Más aún, una de esas fuerzas políticas (Solidaridad Nacional), apeló en forma explícita al paralelo con Bolsonaro como carta de presentación, sin obtener a cambio congresista alguno. Durante esa campaña, por ejemplo, el Secretario General de Solidaridad Nacional, Rafael López Aliaga, sugirió que sería candidato a la presidencia en 2021. La cobertura del diario Perú21 añadía que, "en algunos asuntos como la defensa de la familia o el rechazo al aborto, quiere ser como el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro".

El propio resultado electoral sugiere que existe en el Perú una proporción significativa del electorado que, en una serie de temas (desde la igualdad de género hasta la seguridad ciudadana), calificaría como conservador. Pero el 26 de enero la motivación principal tras el voto de gran parte del electorado parece haber sido el castigo hacia una mayoría obstruccionista en el Congreso, antes que sus preferencias ideológicas.

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