La evolución de la economía mundial 2013 condiciona en cierta medida las perspectivas económicas de América Latina y el Caribe.
En el caso de los países de la zona euro y de la crisis que los afecta, ha habido importantes avances durante 2012, como los acuerdos tendientes a establecer una institucionalidad que promueva una mayor disciplina fiscal y la conformación de un supervisor bancario único. Esos cambios requieren ser calibrados a mediano plazo, con complejos procesos de aprobación de reformas en cada país para lograr materializarse. En lo más inmediato, el cambio de orientación de la política del Banco Central Europeo ha hecho fortalecer la liquidez de las deudas soberanas, logrando estabilizar ese mercado, pero los problemas de sostenibilidad de la deuda pública se mantienen. Para el 2013 se prevé un alza a las necesidades de financiamiento, agravadas por la lenta recuperación de la actividad económica. Queda pendiente el tema de la falta de competitividad, factor clave de la crisis, a pesar de que los procesos de ajuste han reducido los desequilibrios externos.
Si bien existen avances, persiste el desafío de finalizar el proceso de recuperación de la solvencia de los sistemas financieros y la mejora de la calidad de las carteras, condición necesaria para recuperar el dinamismo del crédito. Estudios recientes señalan que ello podría ocurrir a partir de 2014. Sin embargo, el escenario más probable para 2013 es que en Europa se prolongue el bajo crecimiento, con recesión en algunos países.
En el caso de los Estados Unidos, tras las elecciones presidenciales, aumentaron las probabilidades de lograr un acuerdo en el área fiscal, aunque sea parcial, a la vez que la Reserva Federal ratificó la intención de mantener una política monetaria expansiva hasta tanto no disminuya el desempleo a niveles significativamente menores, lo que puede tomar algunos años. En el ámbito laboral y del mercado inmobiliario los indicadores recientes han señalado una mejora, y el sistema bancario, después de cuatro años de saneamiento de las carteras, está más cerca de expandir el crédito. Estos factores permiten prever un mayor dinamismo para 2013.
En el caso de China e India, la situación de Europa condiciona las exportaciones de esos países, dado el peso que ese mercado exhibe en las exportaciones de los mismos. Además, factores internos como la contención de las presiones inflacionarias en China y el bajo espacio fiscal en la India contribuirán a mantener el crecimiento en niveles similares a los de 2012 o levemente superiores en el caso del primero.
De este modo, tiende a conformarse un cuadro de lento crecimiento global y de continuación de la incertidumbre, que podría verse agravada si se producen disrupciones del funcionamiento de ciertos mercados críticos, como el del petróleo, debido a las tensiones geopolíticas, aunque algunos analistas prevén un escenario de caída en los precios.
Por lo tanto, para América Latina y el Caribe, partiendo de este escenario como premisa, para el 2013 se proyecta un crecimiento del PIB regional, con una tasa de expansión de 3,8% como resultado, en parte, de la recuperación de la Argentina y el Brasil. Ello obedecería principalmente a factores internos, en particular, a la recuperación de los sectores agrícola, manufactura e inversión, además del efecto positivo sobre la actividad económica que podría tener un incremento del comercio entre los países intrarregionales.
Por otro lado, puede preverse que se mantendrá cierto dinamismo de la demanda interna en varias economías de la región, como consecuencia de la continuada mejoría de los indicadores laborales, del aumento del crédito bancario al sector privado y la relativa estabilidad de los precios de las materias primas, que siguen siendo elevados, a pesar de las caídas observadas en 2012. Todos esos factores inciden positivamente en el ingreso nacional de los países especializados en la exportación de sus productos primarios.
Varios países tienen también cierto margen para impulsar políticas fiscales contracíclicas, además de mantener políticas monetarias expansivas. A su vez, la persistencia de un contexto externo con elevada incertidumbre y de bajo crecimiento, se traducirá en una baja contribución de la demanda externa al crecimiento económico en 2013. A nivel de las subregiones, habría una menor dispersión en las tasas de crecimiento, escenario en el que destaca cierta aceleración en la cuenca del Caribe, aunque amenazada por problemas de sostenibilidad fiscal, especialmente en los países cuyas principales fuentes de divisas son los servicios diversos y el turismo.
En los Estados Unidos se observa un esfuerzo por recuperar la competitividad de las exportaciones de manufacturas, pese a resistencia de otros competidores de esos mercados. En Asia, la contienda entre China, el Japón y Corea del Sur por mantener sus ganancias mejorando su competitividad es intensa y ha provocado importantes cambios en la distribución de la producción en ciertos sectores de la manufactura. En Europa también se prevé la necesidad de que varios países recuperen su competitividad, tanto de las manufacturas como de los servicios, como condición necesaria para salir de la crisis actual.
Las acertadas políticas comerciales facilitarían un mayor aprovechamiento de la demanda interna de nuestros países por la vía de la expansión del comercio intrarregional; las correctas políticas macroeconómicas contribuirán a evitar apreciaciones reales no sostenibles de las monedas nacionales y promover la sostenibilidad de las finanzas públicas, permitiendo satisfacer las necesidades del desarrollo e incentivando a la inversión privada; y la aplicación de políticas orientadas a elevar la productividad, son factores que permitirán en el largo plazo elevar el crecimiento y la erradicación de la pobreza.
*Esta columna fue publicada originalmente en El Mundo.com.ve.