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Por qué esta podría ser la última oportunidad para que Venezuela saque a Maduro del poder
Jue, 09/05/2019 - 22:37

Juan Carlos Hidalgo

La Marina estadounidense en aguas costarricenses
Juan Carlos Hidalgo

Juan Carlos Hidalgo es analista de políticas públicas sobre América Latina en el Cato Institute. Escribe frecuentemente sobre temas de actualidad y sus artículos han sido publicados en los principales periódicos latinoamericanos como La Nación (Argentina), El Tiempo (Colombia), El Universal (México) y El Comercio (Perú). También ha sido entrevistado en medios internacionales como BBC News, Al Jazeera, CNN en Español, Univisión, Telemundo, Voice of America, Bloomberg TV, entre otros. Se graduó en Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de Costa Rica y sacó su maestría en Comercio y Política Pública Internacional en George Mason University.

Todo no está resuelto después de los enfrentamientos de la semana pasada en Caracas, Venezuela, que se dieron luego de que del presidente interno Juan Guaidó declarara tener el respaldo de las Fuerzas Armadas y llamara a los venezolanos a unirse al último esfuerzo para sacar a Nicolás Maduro del poder. Fue el reto más importante al régimen de Maduro desde que consolidó su dictadura en 2017, pero el levantamiento no ha logrado su objetivo—por ahora, al menos.

Desafortunadamente, incluso con el respaldo de algunos miembros de las Fuerzas Armadas, la corrupción inherente en el sistema socialista de Venezuela es una defensa firme en contra de un levantamiento democrático.

Algunos observadores culpan a Guaidó y a su mentor, Leopoldo López—quien estuvo bajo arresto domiciliario pero fue liberado por los funcionarios de inteligencia a cargo de su custodia—por sobreestimar su jugada. Sin embargo, no sabemos las circunstancias exactas en torno a las cuales ellos tomaron la decisión de convocar a un levantamiento cívico-militar.

La libertad de Guaidó está cada vez más amenazada luego de que el régimen le quitara su inmunidad parlamentaria y amenazara con encarcelarlo. Las protestas que ha liderado durante los últimos meses —aunque han sido masivas— fueron en gran medida pacíficas y no constituyeron una amenaza a la narco-dictadura de Maduro. Conforme la economía continúa colapsando con apagones que duran días enteros y hacen que todo se paralice, la gente está entrando en estado de supervivencia, preocupada cada vez más de asegurar su alimento y agua que de que derrocar al régimen. En este punto muerto entre Maduro y las fuerzas democráticas de Venezuela, el tiempo está del lado del régimen.

Coordinar y ejecutar un levantamiento militar exitoso en Venezuela es extremadamente difícil. Los militares de más alto rango conforman una organización criminal profundamente involucrada en la corrupción, la extorsión, el contrabando y el tráfico de drogas. Un general incompetente dirige el menguante, aunque todavía rentable, negocio del petróleo—la producción colapsó hasta llegar a 732.000 barriles al día en marzo, mostrando un declive marcado y consistente desde 2013. El Departamento del Tesoro de EE.UU. ha denominado a varios generales como jefes de cárteles de droga: una porción considerable, sino la gran mayoría de la producción de cocaína de Colombia ahora pasa por Venezuela. Por lo tanto, los incentivos para que los altos rangos de las Fuerzas Armadas se cambien de bando, a pesar de las ofertas de amnistía, son casi nulas.

La influencia cubana en Venezuela

Hay un creciente descontento entre las tropas. Después de todo, sus parientes no son inmunes a lacrisis humanitaria. Alrededor de 1.000 soldados venezolanos han desertado ingresando a Colombia solamente este año. Sin embargo, hay reportes de que sus familias en casa han sido acosadas y torturadas, elevando el costo de ponerse en contra del régimen. Pero el reto más importante es la presencia de miles de operativos cubanos que están infiltrados en las Fuerzas Armadas—un hecho que ha sido reconocido por el Presidente Donald Trump y disputado por el diplomático cubano Carlos Fernández de Cossío. La dictadura de décadas de antigüedad es el aliado más cercano de Maduro, y según todo lo que se reporta, la Havana está realmente a cargo en Caracas. Cuba tiene uno de los servicios de inteligencia más sofisticados e implacables del mundo. Los soldados venezolanos son vigilados de cerca y el precio de cualquier señal de deslealtad es alto: encarcelamiento y tortura.

Las fuerzas democráticas de Venezuela están conscientes de las probabilidades. También saben que los eventos de la semana pasada son un punto decisivo para ellos. A pesar de ser reconocido por más de 50 naciones como el presidente legítimo del país, Guaidó podría ser encarcelado en cualquier momento. Esta podría ser la última oportunidad para sacar a Maduro del poder en el futuro cercano. A pesar de la bienvenida presión de gran parte de la comunidad internacional, particularmente de EE.UU., el futuro de Venezuela está en las manos de los venezolanos. O responden al llamado dramático de Guaidó de derrocar la dictadura, o se arriesgan a sufrir la opresión y miseria durante muchos años más.

*Esta columna fue publicada con anterioridad en el centro de estudios públicos ElCato.org.