A propósito del Día de la Mujer, resulta interesante revisar el avance de género extremadamente acelerado que ha tenido en los últimos años en todas las áreas y ámbitos de nuestras sociedades. Más aún, resulta seductor tratar de analizar esta irrupción, sobre todo en países emergentes como los nuestros y hacer comparaciones entre ellos.
No tengo una estadística precisa, pero en mi labor docente he observado -en los casi diez años que tengo en esta actividad y de mi época de estudiante universitario- cómo los salones de clase están cada vez más poblados por mujeres. Me animo a decir que, cuando empecé con mi labor docente, existía una proporción mayor de alumnos varones en clase; digamos que 40% de presencia femenina y 60% de hombres. Para 2012, me atrevo a decir que la situación es justamente la opuesta y creo que la figura llegará a una situación de 75% de alumnas y 25% de alumnos, en los próximos diez años, para quedarse en esta proporción. Recalco, no he hecho ningún estudio ni cálculo científico al respecto, pero sinceramente siento que ésa será la tendencia.
Considerando que imparto clases en una Facultad de Negocios (para ser más específico, en la carrera de Administración), el hecho citado en el párrafo anterior nos puede dar la pauta para pensar que en algunos años, la población de directoras, gerentes, empresarias y gestoras de proyectos de género femenino, será mucho más considerable que la actual (es obvio que ya las hay, pero su presencia será marcada). Si bien esto no será en el futuro inmediato, es muy probable que en 20 ó 30 años estaremos ante una clase ejecutiva predominantemente femenina.
¿Podemos hacer una diferencia entre la gestión de hombres o mujeres? ¿Existe una mayor eficiencia en un caso o en otro? Algunos dicen que sí, que las mujeres tienen el científicamente probado “sexto sentido”; tienen mayor vocación de servicio; informalmente se dice que son más trabajadoras y honradas (es famoso el adjetivo de “incorruptibles” del que gozan las policías de tránsito en el Perú, por ejemplo), entre otros.
Es una labor complicada definir si una gerente o empresaria es mejor que su par de género masculino. Sin embargo, arrastramos siglos de historia con gestiones masculinas en todos los estamentos de la sociedad y es indudable que el mundo ha avanzado con una serie de problemas que todos conocemos: por nombrar algunos, los ambientales y la pobreza extrema nada más, dos grandes resultados de años de “desarrollo” y “civilización”.
A pesar de que hacer comparaciones es lo más odioso del mundo y de que debemos tener más que clara la igualdad entre géneros (a estas alturas del partido, nadie en su sano juicio puede dudar de esto), cabe preguntarnos: ¿cómo sería el mundo a todo nivel, si el rol de la mujer hubiera sido similar (o ampliamente mayor) al actual?