Tal y como lo reflejaron recientemente los medios de comunicación social nacionales e internacionales, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) eligió, el pasado 17 de mayo, como su presidente número 17, al ingeniero venezolano L. Rafael Reif, luego de un amplio proceso de consultas a la comunidad académica y estudiantil de esa prestigiosa institución y a los miembros de su Consejo Superior.
Como en anteriores ocasiones, se evaluaron entre los candidatos no sólo sus méritos académicos, sino igualmente los aportes dados al instituto y el potencial de esfuerzo que puedan agregar para mantener al MIT como institución privada de educación superior e investigación en el alto nivel académico, científico y tecnológico que lo sitúa entre las más prestigiosas universidades, a escala mundial, con 76 premios Nobel y la mejor escuela de ingeniería del planeta.
Rafael Reif obtuvo su primer título profesional como ingeniero eléctrico en la Universidad de Carabobo, donde se graduó en 1973 para pasar luego como docente a la Universidad Simón Bolívar. Posteriormente viaja a los Estados Unidos para iniciar estudios de postgrado en la Universidad de Stanford, en la que en 1979 obtuvo el doctorado en la misma rama de ingeniería eléctrica. En 1980 se incorporó como profesor en MIT, logrando por su brillante desempeño como investigador y docente, su elección como Provost en 2005, la segunda más alta categoría en el cuerpo de gobierno de esa institución.
Desde esa posición dio grandes aportes científicos en el campo de la microelectrónica, los semiconductores y la promoción de la educación online; además de cumplir una excelente labor en la gestión administrativa y financiera, lo que le ha asegurado al MIT su estabilidad económica, en estos tiempos de crisis. No cabe duda que la sólida formación profesional adquirida por Reif durante sus estudios de pregrado en la Universidad de Carabobo, fue factor importante en respaldo de sus posteriores estudios de postgrado y del exitoso desempeño académico y científico de este venezolano que ahora enorgullece el gentilicio nacional, con el destacado reconocimiento implícito en su elección como presidente del MIT.
Pero el caso de Reif no es único como emblemático de los logros de venezolanos que se han destacado en el ámbito profesional y académico fuera del suelo patrio y, en ambientes donde el emprendimiento, la competitividad y la excelencia son condiciones indispensables para alcanzar metas superiores de progreso personal. Igor Palacios, médico egresado de la UCV, eminente cardiólogo de prestigio mundial, se desempeña como director del laboratorio de cateterismo del Mass. General Hospital de la Escuela de Medicina de Harvard. Fernando Reimers, egresado de la UCV, es director del Programa de Postgrado de Educación Internacional de la Escuela Graduada de Educación de Harvard. Moisés Naim, egresado de la Universidad Metropolitana fue, hasta hace poco director de Foreign Policy, una de las publicaciones más influyentes del mundo.
María Eugenia Póo, doctorada en biología molecular de la USB, se destaca en España como científica pionera en el campo de la investigación genética con células embrionarias. Y para nadie es un secreto que el auge petrolero de Colombia, tiene que ver con el aporte profesional y técnico de un notable grupo de expatriados petroleros nuestros que fueron expulsados de la Pdvsa meritocrática, a raíz de la retaliación política que se les aplicó, luego del paro de diciembre 2002.
No es posible dejar fuera casos más remotos, pero de igual significación, como el del eminente científico Humberto Fernández Morán, graduado en Alemania, Summa Cum Laude en medicina a los 21 años, con su título revalidado en la UCV, y quien llegó a ser profesor de Harvard, MIT y las universidades de Chicago y de Estocolmo; e investigador principal del proyecto Apolo de la Nasa, siendo considerado por Harvard en la lista de los 100 científicos más importantes del siglo pasado. Este ilustre venezolano fue fundador del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), en donde se instaló el primer reactor nuclear de Latinoamérica. Igualmente, Andrés Bello, fundador del Derecho Internacional Latinoamericano, y rector vitalicio de la Universidad de Chile, siendo responsable de la dirección y promoción de todo el sistema de enseñanza de ese país. Y, en los albores de nuestras repúblicas, destaca el joven y mártir Gran Mariscal de Ayacucho, el más noble y civilista de nuestros próceres castrenses, quien consolidó la independencia de Ecuador y fue fundador y primer Presidente de Bolivia.
Los valiosos antecedentes referidos y, en especial, la honrosa distinción que, en estos tiempos en los que se está configurando la sociedad de la información y el conocimiento, se le ha otorgado a un compatriota de excelencia, nos permite afirmar que los venezolanos sí tenemos genes para superarnos y sacar al país del atraso y la anarquía en la que lo ha sumido la mediocridad y la miope visión de quienes confunden meritocracia y excelencia con posturas burguesas y elitescas y no entienden que, como muy bien lo afirmara Arturo Uslar Pietri "La excelencia no es algo elitesco… es que cada uno de nosotros, en su nivel, se esfuerce en ser lo mejor que pueda ser". Por ello, debemos empeñarnos en superar las miserias del presente para impulsar un gran acuerdo nacional que nos permita, mediante la promoción de una educación de excelencia, lograr el cambio histórico hacia una Venezuela de progreso compartido, en la que, ejemplos como los que hemos referido, se multipliquen y se incorporen en su seno a la conquista de ese magno objetivo patrio. Sí podemos…
*Esta columna fue publicada originalmente en ElMundo.com.ve.