Aunque no es bien sabido, Brasil es uno de los productores más innovadores en Latinoamérica en el segmento de vinos espumantes con calidades que compiten de igual a igual con exponentes de todo el mundo- método tradicional/champenoise o charmat-, lo que lo ha llevado a aumentar sus extensiones de viñedos en diversos sectores del país, tanto de uva de mesa como cepas finas para producción de vinos.
Bodegas como Miolo, Chandon, Salton, Cave Geisse, Casa Valduga, entre otras, ya poseen viñedos en la zona de Río Grande do Sul, que es el sector donde se encuentra casi el 90% de la producción de vinos en Brasil en Bento Gonzalves, Garibaldi y Caxias do Sul, gracias a técnicas de manejo de viñedos y cepas donde destacan el Chardonnay, Riesling Semillón, Gewûrtztraminer, Cabernet Franc, Merlot y Cabernet Sauvignon.
Lentamente, en los últimos diez años Brasil comenzó a tomar fuerza como exportador de vinos espumantes, tintos, blancos y comenzó a atraer a inversionistas y viñateros de varios países como fue el caso del enólogo chileno Mario Geisse, que partió asesorando a Chandon en su establecimiento en Brasil. Actualmente junto a sus hijos crearon Cave Geisse, bodega que ha logrado altas puntuaciones y reconocimientos por sus espumantes.
De forma paralela, Brasil se convirtió en el mercado importador de vinos más importante de Sudamérica para viñas de todo el mundo, en especial para Italia, España, Chile, Francia y Argentina, proceso impulsado por el alto interés del consumidor brasileño por conocer vinos extranjeros.
Esto llevó a que las bodegas extranjeras invirtieran grandes sumas de dinero en capacitación, promoción y difusión de vinos extranjeros en Brasil, abriendo nuevos nichos de consumidores y negocios que ahora son la presa más apetecida por las bodegas brasileñas para introducir sus vinos al mercado local que ha estado dominado por Italia, Chile, Francia, Portugal y recientemente Argentina.
Es así como las salvaguardias que se están evaluando implementar para algunos es la reacción natural de los bodegueros brasileños para defender su cuota de mercado que es limitada en su propio entorno. Para otros, una forma de proteccionismo que no se ajusta a la gran apertura que ha tenido Brasil los últimos años.
Esto genera una gran competitividad que se traduce en presiones arancelarias que son muy influenciadas por la balanza comercial entre los países, siempre dispar entre cada uno de ellos.
Repercusiones de las salvaguardias. Chile representa el 32% del mercado brasileño en valor y 36% en volumen, por ende, según informó Vinos de Chile a AndesWines.com, la medida limitaría el número de cajas exportadas a 2,5 millones, 600 mil menos de lo que se exporta en la actualidad, generando pérdidas en el primer año de US$18 millones y US$50 millones anuales hacia 2020.
Aunque el alza de los aranceles podría afectar el nivel de las exportaciones nacionales, el consumidor brasileño informado además de los propios distribuidores e importadores van a quejarse luego y exigir ciertas flexibilidades, porque van a bajar sus ventas en el caso de los distribuidores, aunque tengan mayor oferta de vinos brasileños.
Este proceso podrá durar unos cuantos meses, porque las viñas brasileñas tienen una acotada variedad de cepas finas, así que no lograrán obtener vinos con buena relación precio-calidad, como sí pueden ofrecer los vinos chilenos, argentinos y españoles en la mayoría de los segmentos, y que además el consumidor está acostumbrado.
Es así como Vinos de Chile está evaluando recurrir al Grupo Mundial del Vino y la Organización Mundial del Comercio si se aprueban las salvaguardias, luego de que la asociación gremial implementara un comité especializado que está monitoreando el tema. Esto involucra medidas como contratar asesoría legal en Sao Paulo, además de estar sugiriendo a la autoridad chilena que se incluya este tema en la agenda de la próxima visita a Chile de la mandataria brasilera Dilma Rousseff.
En Brasil mismo existe discordia con la medida, ya que hay informes que señalan que la Asociación Brasilera de Exportadores Importadores de Alimentos y Bebidas (A.B.B.A) y los viñateros locales están dispuestos a oponerse a la acción, pero del dicho al hecho, hay mucho trecho.