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Snowden, un perseguido político varado desde hace cinco años en Rusia
Mié, 01/08/2018 - 10:32

Miodrag Soric

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Miodrag Soric

Miodrag Soric es Editor Jefe en Deutsche Welle Radio.

Durante días, incluso semanas, su nombre dominó los titulares de la prensa mundial: Edward Snowden. El hombre que trabajaba para la inteligencia exterior de Estados Unidos, y reveló hace cinco años que hay millones de personas espiadas con datos recogidos de forma ilegal, todos somos igual de sospechosos. Para la CIA y la NSA, prácticamente todo el mundo era sospechoso, incluso sus propios compatriotas. El exdirector de inteligencia nacional, James Clapper, afirmó en marzo de 2013 que los parlamentarios no recopilaban datos de los estadounidenses. Hoy sabemos que mintió bajo juramento, y no fue castigado.

Snowden ha denunciado los secretos de las agencias de inteligencia y ha revelado cómo las empresas como Facebook y otras compañías relacionan los datos de sus clientes. Le abrió los ojos a la humanidad sobre el hecho de que prácticamente no hay privacidad para la mayoría de los usuarios de teléfonos inteligentes o de computadoras. La vigilancia que habla de un Gran Hermano es una triste realidad. Los líderes de industrias han establecido por años una cuestionable alianza para espiar a cada persona, siempre por razones nobles y buscando lo mejor para los ciudadanos. Snowden no sólo denunció este hecho, sino que proporcionó evidencia del espionaje.

Perseguido políticamente

Durante sus revelaciones, se aseguró de no poner en riesgo ninguna operación de inteligencia en curso o vidas humanas. Él no entregó todo lo que sabía a la prensa, pero esto no lo protegió de los reproches insostenibles de casi todos los políticos estadounidenses y lo sentenciaron como traidor. El actual consejero de seguridad del presidente Trump, John Bolton, quería verlo "colgado de un gran roble”. ¿Por qué? ¡Por decir la verdad? Cualquiera que pregunte qué daño ha infligido concretamente Snowden a la inteligencia estadounidense, no obtiene ninguna respuesta. Sin embargo, enfrenta la pena de muerte si regresa a Estados Unidos. Aunque no se ve de esta manera en la actualidad, todo se ha vuelto tranquilidad en torno a Snowden.

De todos los sitios, su huida terminó en Rusia, un país dominado por los llamados "siloviki”, fuerzas de seguridad. Un Estado con libertad de prensa y opinión limitadas. La protección de datos seguirá siendo un concepto extranjero en Rusia en el futuro previsible. Snowden no cierra los ojos, critica al Kremlin con palabras claras. No, Snowden no es un traidor, no es un desertor. Es un hombre perseguido políticamente que está varado en Rusia porque los estados de Europa occidental, incluida Alemania, no le otorgaron asilo. Pero los europeos no quieren problemas con los estadounidenses. Los cínicos llaman a esto "realpolitik”. Para los europeos, llevarse bien con Estados Unidos es más importante que otorgar asilo a un pequeño y esbelto hombre que se ha ganado el crédito mundial por la democracia y el Estado de derecho.

Claro, es una ironía de la historia que Snowden viva escondido en Moscú, pero también lo es de otras maneras. Donald Trump ganó la presidencia por una injerencia. Sabemos que los datos de Facebook ayudaron a Cambridge Analytica a influir en las elecciones a favor de los republicanos. Trump no culpará a nadie, pero el presidente Obama tiene que soportar un reproche: debería haber tomado las revelaciones de Snowden como una oportunidad para proteger mejor la privacidad de sus ciudadanos. Entonces, al menos, Cambridge Analytica lo hubiera tenido más difícil. Y hoy, tal vez alguien más sería presidente.     

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