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Cómo capitalizar el éxito de los proyectos
Dom, 03/11/2024 - 12:58

Antonio Núñez Martín

Antonio Núñez Martín
Antonio Núñez Martín

Senior Partner de Parangon Partners.

“Quien tiene paciencia, obtendrá lo que desea”, decía Benjamin Franklin, y no podría ser más cierto en el mundo empresarial actual. En un entorno donde el cambio constante es la consigna, la presión por adaptarse y sobresalir puede llevar a líderes a perder el foco en lo verdaderamente importante: la ejecución sostenida y reflexiva de proyectos exitosos. Para los CEOs y directivos, no se trata simplemente de moverse rápido, sino de moverse bien.

Hoy en día, parece que la urgencia por innovar a cualquier costo empuja a muchos a olvidar que, a veces, las virtudes tradicionales son las que garantizan el éxito a largo plazo. La tentación de “hacer lo que sea necesario” para adaptarse al mercado es fuerte, pero esta mentalidad puede llevarnos a perder de vista el valor de una estrategia bien fundamentada. En esta era del cambio continuo, el verdadero liderazgo reside en equilibrar la innovación con la preservación de las cualidades esenciales que han sostenido a las empresas durante décadas.

Lecciones de formalidad y liderazgo en tiempos de cambio

En el mundo empresarial, la lealtad y la formalidad no son virtudes pasadas de moda; son piedras angulares para la credibilidad de cualquier organización. Directores generales como Satya Nadella en Microsoft y Mary Barra en General Motors han demostrado que, si bien la innovación es crucial, los principios de confianza, colaboración y visión a largo plazo siguen siendo innegociables.

1) Visión a largo plazo: el equilibrio entre táctica y estrategia

No confundamos táctica con estrategia. Las decisiones apresuradas para obtener ganancias inmediatas pueden socavar la reputación y el valor de una empresa a largo plazo. Apple, bajo el liderazgo de Tim Cook, ha sido un ejemplo de cómo una visión a largo plazo permite no solo capitalizar el éxito, sino también sostenerlo. La disciplina de no sacrificar la calidad por la rapidez es lo que distingue a las empresas verdaderamente exitosas.

2) Respeto y colaboración: el valor de la palabra dada

El compromiso de un directivo no es solo una formalidad contractual, es un pacto implícito de confianza. El ejemplo de Sundar Pichai en Google, quien ha cultivado una cultura de respeto y colaboración entre sus equipos, subraya que el liderazgo humilde y transparente es la clave del éxito. Admitir errores, disculparse cuando es necesario, y rectificar son los comportamientos que generan confianza, tanto dentro de la empresa como en el mercado.

3) Confianza y credibilidad: los pilares del liderazgo

Un directivo que cumple su palabra y lidera con honestidad es capaz de construir una marca sólida. En un entorno donde la confianza es el capital más valioso, figuras como Ana Botín, presidenta del Banco Santander, han consolidado su liderazgo manteniendo una transparencia impecable. Esa confiabilidad es la base de cualquier relación, ya sea con empleados, accionistas o clientes.

4) Liderazgo ejemplar: predicar con el ejemplo

El verdadero liderazgo empieza por el ejemplo. La capacidad de cohesionar un equipo y lograr que cada miembro saque lo mejor de sí es lo que define a un líder. Un ejemplo es Arne Sorenson, el fallecido CEO de Marriott International, cuya empatía y cercanía con sus empleados fueron clave para mantener la confianza y la unidad durante momentos difíciles, como la pandemia.

5) Dignidad y principios: el liderazgo ético

La dignidad empresarial no solo se refleja en los resultados financieros, sino en la manera en que se obtienen. Los principios éticos no son negociables, y en un mundo cada vez más polarizado, los directivos deben ser los primeros en salvaguardar estos valores. En Tesla, Elon Musk, a pesar de sus controversias, ha sabido defender la visión y los principios detrás de su compañía, inspirando tanto a seguidores como detractores.

Conclusión: El equilibrio entre el cambio y la formalidad

Los grandes directivos no son aquellos que simplemente se adaptan al cambio, sino los que lo hacen sin sacrificar los principios que los han llevado al éxito. La paciencia, la disciplina y la formalidad en las relaciones y compromisos empresariales son los verdaderos diferenciadores en el liderazgo actual. Como recordaba Cervantes en Don Quijote: "El cumplimiento de la palabra es la más honrosa prenda de un caballero". En el mundo de los negocios, esta máxima es igualmente válida.

Por tanto, capitalizar el éxito no solo implica avanzar, sino hacerlo con la solidez que otorgan los valores inmutables del liderazgo: confianza, credibilidad y compromiso.

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