La volatilidad ha sido protagonista en diversos activos financieros durante las últimas semanas, teniendo a la renta variable con repuntes tras la última corrección; un dólar que sigue apreciándose a nivel global, aunque no exento de vaivenes; mientras que las materias primas han tenido rendimientos mixtos, con alzas en el oro como activo de refugio, caídas del cobre por ser una materia prima cíclica y una corrección del petróleo, después de haber subido cerca de 40% desde fines de junio.
Al temor que generan las tasas elevadas de los principales bancos centrales, hay que sumar un nuevo factor de riesgo, ya que los enfrentamientos entre Israel y Hamás han generado temores, aunque el impacto en los mercados se ha moderado.
Pero hay más. Se espera un nuevo incremento de tasas en Estados Unidos que responde al último avance en la inflación del país norteamericano, la que ha repuntado desde el 3% anual alcanzado en junio hasta el 3,7% anual en las últimas dos lecturas.
A esto, se suma que la curva de morosidad por tarjetas de créditos en Estados Unidos ha mostrado un cambio de tendencia y se ha visto un fuerte repunte en el último tiempo, situación que puede traer consecuencias negativas en la economía estadounidense si continúa subiendo el impago.
Las tasas elevadas, una inflación sobre la meta y la menor liquidez en los mercados, deberían generar un deterioro en las proyecciones económicas de Estados Unidos para el año que viene y el subsiguiente.
El gran problema de un escenario débil en la economía estadounidense es que cualquier esfuerzo para apoyarla repercutirá en nuevas presiones inflacionarias, lo que podría generar que las tasas se mantengan elevadas durante mayor tiempo e, incluso, ver una nueva alza de tipos de interés, generando un impacto en la renta variable y una moneda norteamericana que se mantendría mostrando fortaleza.
Estos problemas económicos podrían generar nuevos retrocesos en el mercado bursátil, situación que aún el mercado no ha descontado con tanta intensidad en el último tiempo.
Pensando en el impacto de esto en Chile, la brecha de tasas entre nuestro país y Estados Unidos sigue acortándose y debería mantener esta tendencia, considerando que el Banco Central de Chile ya comenzó un proceso de bajas de tasas agresivo y la Fed continuaría subiendo los tipos de interés y/o se mantendría la política restrictiva durante un tiempo extenso.
Este escenario, sumado a un debilitamiento económico en Chile y los problemas del sector inmobiliario de China que han debilitado al cobre, perfectamente podrían generar mayores alzas del USD/CLP, aunque hay que estar atentos a alguna corrección de corto plazo y una eventual intervención del Banco Central, que de momento se ve poco probable.