El director del Departamento de Economía del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, realizó una visita oficial a Chile con el objetivo particular de fomentar una mayor relación bilateral entre ambos países, en especial, en cuanto innovación.
Rafi Harpaz es el actual director del Departamento de Economía del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel. Previamente, se desempeñó como director de Asuntos Públicos de la Embajada de Israel en Washington, Estados Unidos, y como director adjunto del Departamento de Seguridad Regional en Jerusalén.
Recientemente visitó Chile con la intención de incentivar el intercambio económico entre los países, sobre todo para explorar qué áreas pueden ser más receptivas para la inversión israelí en el país suramericano.
AméricaEconomía quiso indagar también sobre cuáles pueden ser los beneficios para Chile de este intercambio.
¿Qué lo trajo a Chile?
En mi viaje tengo tres objetivos fundamentales. Primero, discutir sobre los acuerdos económicos bilaterales entre Israel y Chile, ambos países son miembros de la OECD, son economías bastante desarrolladas y de parte de Israel hay un gran interés en fomentar la relación con Chile. Con América Latina en general, pero muy en especial con Chile.
Lo segundo es estudiar cuál es el potencial en Chile para la inversión del sector privado israelí. O sea, qué áreas de negocio pueden tener más ventajas. Ambas economías se sustentan mucho en las exportaciones, pero es de tener en cuenta que hoy no es solamente sobre exportar, sino que la globalización impone que las economías se comprometan en materia de importación, inversiones, I+D y demás.
Lo tercero es que queríamos visitar la embajada en Chile y comprobar qué otras herramientas necesitan para su trabajo y cómo podemos ayudar a que optimizen su trabajo en temas de relaciones económicas y las negociaciones. Ver cómo manejan el presupuesto y si necesitan más, examinar si precisan de más personal quizás especializado.
Acerca de su observación de que el sector privado israelí se halla interesado en establecer negocios en Chile, ¿cuáles son las áreas principales de su interés?
Durante este viaje me he dado cuenta de que podemos compartir mucho en materia de tecnologías y conocimientos. El tema del agua es esencial. Israel ha desarrollado tecnología de punta en este sentido. El pasado noviembre justamente se celebró en Israel Watec, una conferencia donde se introdujeron nuestras más avanzadas tecnologías relacionadas con el manejo y aprovechamiento del agua a delegados de un sinnúmero de países.
Por ejemplo, Israel ha progresado mucho en las tecnologías de desalinización, lo cual se considera fundamental en nuestro país, ya que un gran porciento del agua para el consumo es desalinizada. En cuanto a las aguas servidas, el 77% de estas aguas de deshecho se reutilizan para la irrigación. Israel es el número uno en este sentido, por encima incluso de España.
Claramente, en relación estrecha con las tecnologías de irrigación, la agricultura es otro rubro interesante para el intercambio entre ambos países, y con mucho potencial para el desarrollo de los negocios.
La tercera área es la energía renovable, específicamente la solar. El sol es muy fuerte en Chile, por tanto se podría utilizar intensivamente la energía proveniente del sol con el uso de los paneles solares. En Israel cada casa tiene un panel solar, lo cual significa un extraordinario ahorro para el sistema energético general basado en el petróleo.
El cuarto tema es el de la seguridad nacional. En este sentido, Israel se abre a colaborar con todos los países latinoamericanos. Por ejemplo, se está invitando a directores de aeropuertos de todas partes para compartir la experiencia que tenemos.
De nuevo con respecto a Chile, estamos muy interesados la experiencia que tienen los chilenos con los terremotos.
Israel está situado también en una locación sensible a terremotos, y la experiencia de Chile en términos constructivos, y de reacción a estos fenómenos es altamente valiosa. Es cierto que el último gran terremoto se registró en Israel en 1927, pero sabemos que eventualmente puede ocurrir otro de nuevo y queremos estar preparados.
Por último, queremos ver cómo comerciar con Chile en el área de la industria high-tech. Tengo entendido que en Chile no se ha avanzado mucho en este sentido, e Israel es un líder internacional.
Entonces, ¿por qué estamos tan interesados particularmente en Chile dentro del contexto de países de América Latina? Pues existen varias similaridades entre ambas economías.
En ambos casos somos altamente dependientes de las exportaciones. En nuestro caso necesitamos diversificarlas, tanto en materia de productos como de mercado. Actualmente un 30% de nuestras exportaciones se dirige a Estados Unidos, otro 30% se realiza con la Unión Europea, otro 20% con el lejano Oriente sobre todo con India y un 5,5% viene hacia América Latina. Hace tres años esta cifra alcanzaba solo el 3,8%, pero ha crecido y continúa ampliándose.
Sabemos que si queremos mirar estratégicamente al futuro, no solamente al próximo año sino a largo plazo, necesitamos contemplar nuevos mercados, y en Israel nos interesa mucho América Latina.
De hecho, antes de venir a Chile estuve en Montevideo. Uruguay ocupa ahora la presidencia del Mercosur. En este sentido, Israel es el primer país fuera de América Latina que estableció un tratado de libre comercio con Mercosur. En Montevideo discutimos mucho sobre este tratado y cómo se va a potenciar.
Es curioso notar que los gobiernos de Chile e Israel funcionan de formas distintas. En Israel el gobierno ejerce una fuerte influencia sobre la economía. ¿Cuánto influye en materia de innovación?
De hecho, no creo que los gobiernos sean tan distintos. En Israel y también en Chile, mucha de la innovación parte del sector privado. En Israel sí es cierto que el gobierno colabora mucho con los emprendedores. Apoya a las jóvenes startups y a los innovadores para que desarrollen nuevas tecnologías que aplicar en servicios y productos.
En todo caso, también es cierto que en determinados momentos el gobierno interviene más fuertemente.
Por ejemplo, superamos lo peor de la crisis financiera de 2009 gracuas a la política fiscal muy conservadora que impuso el gobierno, con un estrecho monitoreo de las finanzas.
Pero en general Israel es un escenario muy atractivo para los inversores.
Creo además que nuestras economías se pueden complementar mutuamente. La economía chilena es impresionante, basta mirar los números, se nota en el crecimiento económico, en las cifras de la deuda externa que ya las quisiéramos en Israel.
¿Cuál ha sido el rol de las universidades en este proceso de desarrollo?
Es muy importante. El 5% del PIB en Israel se destina a la I+D. Lo principal lo recibe el sector petrolero.
El grueso de la investigación se encamina a servir al sector industrial. Esto significa que las universidades trabajan estrechamente con las industrias. Colaboran en aplicar la tecnología generada en la academia a los negocios.
En este sentido somos bastante únicos al fomentar mucho el desarrollo de acuerdos bilaterales entre las industrias y las universidades.
¿Cómo ha adquirido Israel el talento que genera todo este volumen de innovación? ¿Es un personal crecido en las universidades israelíes o se importa en alguna medida?
No, es nativo de Israel. Como sociedad, somos muy creativos. Tenemos una alta orientación hacia el emprendimiento, y las innovaciones, es algo que está en nuestros genes. El reto para nosotros es siempre encontrar cosas nuevas en cada área de negocios, o en cada profesión.