La máxima pena por la intrusión en ordenador sería de cinco años de prisión y una multa de US$250.000, más una indemnización.
Un antiguo ingeniero de software de Yahoo utilizó el acceso privilegiado que tenía por trabajar en la compañía para hackear 6.000 cuentas de usuarios con el objetivo de almacenar sus fotos y vídeos personales, sobre todo los de contenido sexual.
La fiscalía del Distrito Norte de California, del Departamento de Justicia de Estados Unidos, ha emitido un comunicado por el que declara culpable al antiguo ingeniero de software de Yahoo, Reyes Daniel Ruiz, por haber admitido utilizar su acceso laboral para hackear 6.000 cuentas de Yahoo.
El fiscal de Estados Unidos, David L. Anderson, y el agente especial de la Oficina de Investigación Federal (FBI) a cargo, John F. Bennett, han asegurado que el objetivo de esta persona era acceder a contenidos privados y personales, "fundamentalmente imágenes y vídeos sexuales de los propietarios de las cuentas".
De hecho, Ruiz ha admitido que lo que pretendía era acceder a las cuentas "pertenecientes a mujeres jóvenes, incluyendo sus amigas personales y compañeras de trabajo", según recoge el comunicado.
Para ello, Ruiz descifró las contraseñas de los usuarios y accedió a los sistemas internos de Yahoo. Una vez dentro de las cuentas, hizo copias de las imágenes y vídeos personales que encontraba y los almacenó en su casa. Además, comprometió también las cuentas de estos usuarios en iCloud, Facebook, Gmail y Dropbox al buscar más imágenes y vídeos personales de los mismos.
Ruiz asegura que destruyó el ordenador y el disco duro en el que se encontraban almacenadas las imágenes cuando fue descubierto por su jefe.
El antiguo ingeniero fue imputado por un gran jurado federal el 4 de abril de 2019 por los cargos de Intrusión en ordenador y la Intercepción de comunicación por cable, que lo declaró culpable por la primera. Actualmente se encuentra en libertad bajo fianza de US$200.000 (183.000 euros, aproximadamente).
La decisión de su sentencia se tomará el próximo 3 de febrero de 2020. La máxima pena por la intrusión en ordenador sería de cinco años de prisión y una multa de US$250.000 (228.000 euros, aproximadamente), más indemnización.