Estudio determinó que personas más calificadas y con postgrado pueden obtener mejores ingresos que sus pares sin formación continua
Tres elementos son esenciales para desarrollar una carrera profesional y, por consiguiente, alcanzar una mejor remuneración: formación, especialización y experiencia.
Esta sería una de las principales conclusiones de la VII edición del estudio “Impacto de la Formación en las retribuciones” realizado por ICSA Grupo, en colaboración con La Salle Campus Barcelona‐URL.
El informe ilustra en cifras el impacto que la formación tiene en la retribución desde los primeros años de vida laboral y como va influyendo a lo largo de una carrera profesional.
Al comparar la retribución media de los más jóvenes se observa un 40,5% de diferencia entre los más formados que tienen un postgrado y quienes tienen formación más básica (18.399 euros de retribución bruta anual frente a 25.857 euros). Esa diferencia se ensancha considerablemente en la franja de los 50 años en adelante cuando llega a ser 2,6 veces superior (38.446 euros frente a 99.676 euros).
El estudio combina dos variables fundamentales: experiencia y formación. Se realizó un ejercicio de simulación que contempla una carrera profesional que se inicie a los 24 y concluya a los 65 años (en euros constantes a 2007). En ella se concluye que la persona más cualificada -un universitario con postgrado- que comience a trabajar a los 24 años y se jubile a los 65, puede aspirar a obtener unos ingresos brutos superiores a los 2,8 millones de euros a lo largo de toda su vida profesional, concretamente casi un 23% más que hace seis años.
Jordi Molla, experto en desarrollo profesional de La Salle considera que en un contexto de crisis como el actual la formación “es un factor clave, aún más determinante para impulsar la empleabilidad de las personas y dar continuidad a su desarrollo personal“.
Por su parte, Ernesto Poveda, presidente de ICSA Grupo y autor del informe, asegura que “no tiene sentido formarse solo al principio de nuestra vida” y añade que a las tres patas de la formación, experiencia y especialización habría que sumar una cuarta: la competencia tecnológica. “Es imposible obviar este aspecto. Cualquier actividad profesional requiere de un conocimiento tecnológico indispensable para poder ejercerla”.
Los directivos sin formación ganan menos
A modo de ejemplo, los datos recogidos nos indican que el 89% de los directivos poseen una formación universitaria, un punto más respecto a 2007. Si además ostenta un máster o postgrado, gana un 36,4% más que quien no tiene formación universitaria. En este sentido, entre 2007 y 2013 ha aumentado en un 4% el número de directivos con posgrado.