Según reporta la prensa local, desde el lanzamiento de Scooter Removal en enero, ya han recolectado 1.000 bicicletas y scooters. Bird habría pagado más de US$40.000 para recuperar sus vehículos remolcados.
Las aplicaciones y servicios impulsados por la revolución digital han tenido efectos evidentes, en algunos casos tan tangibles como la irrupción y proliferación de nuevos actores en la vía pública. Vehículos de Uber, Cabify o Lyft, repartidores de comida en moto, arriendo de bicicletas y ahora último, de scooters eléctricos.
Pero no todo ha sido positivo en este ecosistema. El problema de la regulación ha sido común para muchos de estos servicios y el más reciente y resonado caso se presenta actualmente en San Diego, California, con la aparición de una compañía que se ha especializado en eliminar los scooters eléctricos públicos que se asocian a aplicaciones.
Compañías como Lime o Bird se han hecho famosas al seguir un modelo parecido al de Uber o el de las aplicaciones de arriendo de bicicletas: te registras en la app, garantizas un pago y mediante el smartphone desbloqueas el scooter eléctrico más cercano a tu ubicación. Al finalizar el servicio, simplemente lo dejas donde termina tu recorrido, sin necesidad de aparcarlo en alguna estación o punto específico.
Este último punto es el que terminó por irritar a los fundadores de Scoot Scoop, Scooter Removal, y motivó la creación de la empresa y su aplicación móvil. Dan Borelli, un ex gerente de propiedades, y John Heinkel, un ex marine de los Estados Unidos, acogieron las molestias de los vecinos de San Diego por la constante invasión de sus espacios privados al estacionar estos vehículos. Según la compañía, estos servicios operan bajo un modelo que tiene poco respeto por la seguridad pública, las leyes y la propiedad privada; en la medida en que puedan seguir ganando dinero desde las tarjetas de crédito de las personas, no les importa dónde se mueven o cómo operan, sostienen.
Según reporta la prensa local, desde el lanzamiento de Scooter Removal en enero, ya han recolectado 1.000 bicicletas y scooters. Incluso, Jalopnik reportó que Bird pagó más de US$40.000 para recuperar sus scooters que habían sido remolcados.
Hasta el momento no ha habido grandes avances o reclamos patentes de las empresas proveedoras de los scooters, salvo algunas excepciones que han tenido conversaciones a nivel de abogados. Por lo pronto, Scoot Scoop continuará atendiendo los reportes de los vecinos, a quienes les piden incluso donaciones para solventar el negocio, aunque aseguraron que no confiscarán los scooters que no estén invadiendo o molestando espacios privados.
* Foto principal: Flickr/GlennBeltz