Las compañías quieren convencer a más personas de dejar sus autos y promueven servicios de transporte compartido que según dicen son sustentables, pero esto no ha terminado de convencer a todos.
Algunos inversores enfocados en tecnologías más limpias no parecen muy dispuestos a volcarse en Lyft o Uber, ya que les preocupa el impacto en el medioambiente que puedan producir las dos empresas, que lideran las dos OPIs más relevantes de 2019.
Las compañías quieren convencer a más personas de dejar sus autos y promueven servicios de transporte compartido que según dicen son sustentables, por lo que diseñaron estrategias que ya han transformado el tráfico en grandes ciudades estadounidenses.
Lyft inició el viernes operaciones en bolsa y su mayor rival, Uber, lanza este mes su Oferta Pública de Acciones (OPI), aunque ninguna de las firmas ha demostrado ser rentable. Las acciones de Lyft se hundieron el lunes por debajo de su valor inicial de 72 dólares.
Académicos y reguladores urbanos aún están tratando de determinar si estas compañías ayudarán a bajar las emisiones de gases con un mejor uso de flotas de vehículos que ya existen, o si por el contrario colaborarán en aumentarlas y congestionarán más las vías al desincentivar los viajes en trenes y buses.
Pero incluso si ambas compañías dicen que los embotellamientos tienen muchas causas, como el crecimiento demográfico de las ciudades, algunos inversores apuntan a las primeras señales de que la tecnología del transporte de pasajeros arroja más vehículos a las calles.
“Hasta donde he visto, de hecho ellos están llevando incluso más autos a las zonas congestionadas y afectando a los sistemas de tránsito al erosionar su capacidad de negocio”, dijo Murray Rosenblith, gerente de carteras New Alternatives Fund, enfocado en realizar inversiones con mayor responsabilidad social.
“Esta no es un área en la que New Alternatives se va a involucrar”, añadió.
Joshua Brockwell, director de Azzad Asset Management, que también toma en cuenta temas ambientales en sus decisiones de inversión, dijo que ambas compañías también tienen el problema de los conductores que siguen haciendo taxis en sus momentos “muertos”, cuando no facturan mediante la aplicación móvil.
Si bien tanto Uber como Lyft pretenden reducir la propiedad privada de autos, dijo Brockwell, “ese no es un objetivo respetuoso con el medio ambiente en sí mismo”.
Representantes de otros inversores vinculados a tecnologías más limpias dijeron que no se involucran en OPIs o que no estaban listos para intervenir, como Green Century Funds, Boston Common Asset Management y Parnassus Investments.
Las investigaciones muestran resultados dispares. Un estudio de la Universidad de California del 2017 encontró que el uso de los servicios de taxis compartidos aumenta la demanda por viajes en trenes suburbanos, pero aleja a las personas de autobuses y líneas de metro.
Además, las personas a menudo usan las aplicaciones para traslados que solían hacer caminando, en bicicleta o mediante el transporte público.
*Imagen: Quotecatalog