Según Compite, las empresas deben evitar poner en riesgo los activos personales que no tienen que ver con el giro del emprendimiento.
Desde que comenzaron los registros electrónicos en 2013, la tendencia a la hora de conformar empresas y sociedades ha ido al alza. De hecho, el año pasado se crearon 109.422 empresas, 8.000 firmas más que el 2018.
Sin embargo, el panorama ha cambiado luego de la crisis social del 18 de octubre. Esto, porque durante el trimestre octubre-diciembre 2019 se formaron más de 24.000 nuevas empresas en nuestro país a través de la plataforma Empresa en un Día, según datos de RedCapital, lo que significó que este importante indicador o “termómetro” del emprendimiento en nuestro país cayera un 10,5% al comparar con igual trimestre del 2018 cuando se crearon 26.955 nuevas compañías.
En este contexto, los emprendedores o los que quieren emprender en Chile están viendo que el escenario para desarrollar su actividad económica ha empeorado, lo que claramente se ve reflejado en estos índices de creación de nuevas empresas.
Más allá del actual escenario y si es necesario o no la formalización, los expertos apuntan a que este trámite depende del tipo de negocio y de la etapa en la que se encuentra el emprendimiento, aunque sí o sí destacan los beneficios para aquellas empresas que tengan que realizar este trámite.
¿En qué consiste formalizar una empresa?
Para negocios que están partiendo, la formalización significa trámites básicos como el inicio de actividades en SII.
“Esto quiere decir la elección del tipo de sociedad dependiendo del negocio, que hoy se puede realizar en tiempo récord con el programa Empresas en un día, sacar patentes comerciales y permisos municipales o bien otros permisos que requiera el giro del negocio para operar correctamente, según los aspectos normativos, regulatorios y tributarios de nuestro país. Adicionalmente, significa trabajar en orden con los colaboradores del negocio, manteniendo sus contratos de trabajo al día o bien justificando sus labores por medio de pagos efectivos con documentos aceptados”, explicó Wladimir Santana, co founder y gerente general de Compite.
Reducir los riesgos
Desde el punto de vista de la gestión, separar los movimientos personales del negocio, es muy sano y recomendable, “porque permite llevar un balance real de cómo el negocio genera margen y rentabilidad. De esta forma, es posible exigirle al negocio de forma certera y no subvencionando los gastos personales que no tienen que ver con el giro del emprendimiento. Por lo general, esto permite conocer la liquidez real, y el o los dueños pueden tomar mejores decisiones respecto a inversiones, negociaciones con proveedores y manejar claramente la receta de costos de su giro”, añadió Santana.
Otras ventajas apuntan a separar el patrimonio personal sobre el de la empresa en caso de accidentes o demandas que signifique poner en riesgo activos personales que no tienen que ver con el giro del negocio. Por ejemplo, para el levantamiento de capital privado es súper exigible tener la separación y formalización del negocio porque así terceros pueden medir claramente el riesgo que significa colocar plata en sus negocios.
Es importante, además, tener claro cuándo formalizar, lo que “puede ser relativo y depende mucho de la realidad del emprendedor, pero siempre es aconsejable partir ordenados y con todas las reglas del juego claras, porque generalmente existen gastos o impuestos que no se toman en cuenta y que pueden significar matar el negocio al no considerarlos. Por lo que es recomendable partir formalizados desde un inicio. Hoy, es muy fácil desde el programa Empresas en un día, ya que es menos costoso, no se requieren abogados y es rápido”, aclaró Santana.