El medicamento para tratar la leucemia es la razón de una dura batalla entre organizaciones sociales y la multinacional, la cual no ha permitido la entrada de los genéricos.
Sergio Silva Numa, El Espectador. “Nosotros iniciamos esta negociación que esperamos pueda ser concluida en el transcurso de días y no de semanas o meses para que el país vuelva a pagar lo que debe pagar y no un precio más elevado”, señaló el ministro de salud Alejandro Gaviria al anunciar el inicio de las conversaciones con representantes de la multinacional Novartis en las que se busca pactar un nuevo precio para uno de los medicamentos mas importantes en el tratamiento del cáncer.
Entre 2008 y 2014 los colombianos pagaron US$132,5 millones por el Imatinib, un medicamento para tratar la Leucemia Mieloide Crónica. Aunque la patente del Imatinib había vencido y al país estaban llegando competidores genéricos, en 2012 el Consejo de Estado en una polémica decisión, decidió reconocer los derechos de una segunda patente sobre el mismo fármaco. Tras ese fallo, el mercado quedó completamente en manos de Novartis.
Un grupo de organizaciones de la sociedad civil entre las se encuentran la Fundación Ifarma, Misión Salud y el Centro de Información de Medicamentos de la Universidad Nacional, apoyados, entre otros actores, por el Observatorio del Medicamento de la Federación Médica (Observamed) criticaron la decisión y comenzaron a pedir al gobierno que interviniera en el caso. Cuando existía competencia el mismo medicamento se conseguía a un precio 77% menor al actual.
A principios de marzo, un comité asesor del Ministerio de Salud recomendó “la declaratoria de existencia de razones de interés público con fines de licencia obligatoria sobre la solicitud puntual elevada para el Imatinib”. En otras palabras, hacer uso de una herramienta jurídica internacional que nunca se ha usado en el país y permite, por razones de interés público, declarar un medicamento como esencial y por lo tanto levantar las barreras de propiedad intelectual y derechos comerciales. Como lo señalaron Francisco Rossi, director de Ifarma, y Germán Holguín, director de Misión Salud, se podría tratar de una decisión histórica.
Las presiones comerciales y políticas en el caso han sido el pan de cada día. La compañía de origen suiza ha recalcado en varias ocasiones que su patente es legítima. Permitir que Colombia abra la puerta a los genéricos podría tener implicaciones internacionales para su mercado. Como lo contó El Espectador, Livia Leu, secretaria de Estado para Asuntos Económicos de la Confederación Suiza, le envió una misiva al Ministerio de Salud dejando en claro su preocupación por el hecho de que Colombia esté pensando en que el Imatinib sea declarado de interés público. Algo similar hizo René La Barré, presidente de la Cámara de Comercio Colombo-Suiza. En sus misivas ambos le recordaron al ministro Gaviria que los dos países tienen una excelente relación económica que no vale la pena hacer tambalear.
El escenario más probable es que el Ministerio de Salud aproveche la presión de las organizaciones sociales y la recomendación del comité técnico para pactar un nuevo precio con Novartis y evitar el camino difícil, el de declarar el medicamento como de interés público. Una decisión que podría generar tensiones políticas y económicas mayores.