Por Ana Herranz Martín, directora de Career Education en IE Business School.
Network, network, network…otra palabra que está de moda. Algo que todos sabemos de forma intuitiva ahora se ha convertido en una materia casi de estudio y de gran relevancia, porque está demostrado que sirve no solo para encontrar nuevas oportunidades laborales, sino para tener éxito en nuestro trabajo y promocionar dentro de la empresa.
Para una gestión adecuada, hemos de evitar cometer algunos errores comunes. El primero de ellos es pensar que es una cuestión de cantidad y que tenemos que engrosar nuestra lista de contactos en las redes sociales, Facebook, Linkedin y Twitter o nuestro tarjetero de visitas. No es que esté mal tener muchos contactos en nuestras redes, pero hay que ir más allá. Tenemos que identificar las personas claves y con éstas profundizar la relación, no quedarnos en la superficialidad.
Los networkers efectivos son aquellos capaces de crear relaciones de confianza con gente diversa. Por tanto la clave es, primero identificar quienes son los contactos que necesitamos y segundo cómo generamos relaciones de confianza.
Es común pensar que lo importante es forjar relaciones con aquellos que ocupan posiciones más altas en la jerarquía. El buen networker sabe que estas personas son buenas para determinadas cosas, como conseguir influencia, recursos, pedir consejo.. pero para otras necesitamos a gente de nuestro nivel con quien intercambiar y contrastar ideas u opiniones y sin olvidar a los de nivel más bajo que nos ayudarán cuando necesitemos conocer el detalle, recabar información de primera mano o mejorar la implementación de un proyecto.
Ocuparse solo de los jefes no es una buena táctica, entre otras razones porque nos hace perder confianza y credibilidad. Además, es importante generar contactos fuera de nuestras organizaciones, nuestra industria o función que nos aporten una visión más amplia de la de nuestro contexto habitual.
Y una vez conseguidos los contactos, ¿cómo creamos lazos sólidos y duraderos? Hay varias tácticas que podemos seguir y que no requieren necesariamente que seamos muy extrovertidos. Este es otro de los grandes errores que ofrece la rumorología sobre el networking, pensar que solo los extrovertidos son capaces de hacerlo.
No es así. Los extrovertidos igual consiguen volumen, como señalábamos en un principio, pero para generar calidad, ser extrovertido no es requisito indispensable. En primer lugar tenemos que estar dispuestos a dar, a compartir, a ayudar a los demás. Cuando hablemos con una persona que queremos que forme parte de nuestro network, tenemos que averiguar cuáles son sus intereses y motivaciones, para pensar en acciones que puedan ser beneficiosas para esa persona y llevarlas a cabo. Asimismo, involucrarlos en proyectos interesantes que tengamos y que les sean beneficiosos para su propia visibilidad.
Los grandes networkers no necesitan pedir favores en muchas ocasiones porque han generado confianza y credibilidad entre sus contactos y cuando necesitan algo se lo van a ofrecer sin necesidad de pedirlo.
También saben muy bien que el mejor momento para afianzar las relaciones es cuando uno está en disposición de dar.
No es un gran secreto, es un poco de sentido común.