20 mujeres diseñaron novedosos proyectos para combatir los efectos del cambio climático y fueron seleccionadas para un programa de tutoría.
La segunda conferencia anual de Women4Climate (Mujeres por el Clima) presentó en Ciudad de México a sus "próximas heroínas del clima", 20 mujeres que diseñaron novedosos proyectos para combatir los efectos del cambio climático y que fueron seleccionadas para un programa de tutoría.
Esta iniciativa forma parte del Foro de liderazgo contra el cambio climático de ciudades (C40), presidido por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y busca contactar a estas 20 mujeres con tutoras de alto nivel, para permitirles obtener la experiencia y conocimientos necesarios para llevar sus proyectos al máximo potencial.
La AFP entrevistó a tres de estas mujeres con proyectos en Ciudad de México, donde arranca hoy la segunda conferencia mundial de Women4Climate. Las jóvenes hablaron de su preocupación por el medio ambiente, la importancia de sus propuestas y el papel de la mujer ante el cambio climático.
Juana Martínez
Esta chica de 26 años estudiará las colonias de Iztapalapa, peligroso vecindario del oriente de Ciudad de México, con graves problemas de abastecimiento de agua y en el que ella misma habita.
"Se trata de documentar las capacidades adaptativas" en Iztapalapa ante la escasez de recursos hídricos, pues con el cambio climático, otras zonas urbanas también pueden presentar falta de agua en un futuro próximo, explica Martínez, ingeniera química y con maestría en ciencias de la sustentabilidad.
Ciudad de México, asentada sobre lo que fue un lago, se abastece de los acuíferos subterráneos, lo que propicia el hundimiento de la contaminada metrópoli. Además, importa agua de cuencas en otras regiones.
En Iztapalapa prácticamente no hay sistemas de captación de agua de lluvias a pesar de que solo hay suministro una o dos veces a la semana. Además del problema sanitario, esto genera una situación que pone en desventaja a las mujeres.
En un país de tradición machista, "son las mujeres las que tienen que adaptar sus horarios para cuando llega el agua (...) Tienen que entrar más tarde o no ir a trabajar. Un hombre no va a dejar de ir a trabajar para llenar las piletas. Entonces las mujeres hacen eso y lavan ese día" la ropa de toda la familia, relata.
Adriana Ruiz
Esta mujer de 35 años que está por terminar su doctorado en sustentabilidad, busca "valorizar los residuos" orgánicos que generan los restaurantes y cafeterías de Ciudad de México, para que a través de un biodigestor -del tamaño de un automóvil- produzcan energía térmica o eléctrica que retroalimente al mismo restaurante.
La capital mexicana produce 13.000 toneladas de residuos diarias, de las cuales 40% son orgánicos. Las contadas composteras que existen solo procesan unas dos toneladas, explica Ruiz.
"Los residuos orgánicos no dejan de ser nutrientes (...) En su descomposición producen metano, que es prácticamente lo que conocemos como gas natural", así, queda trabajar en la adaptabilidad de las cocinas a este tipo de combustible, asegura.
Transformar los residuos a través de un biodigestor "es una tecnología que intenta abarcar las necesidades de la ciudad: tenemos poco espacio, tenemos poco tiempo para estar haciendo composta", asegura. Además de gas, el biodigestor produciría un biofertilizante y pesticida ecológico.
Mariana Silva
Esta ingeniera de 32 años, con maestría en sistemas energéticos y medio ambiente, quiere crear un Fondo Privado de Eficiencia Energética para que las pequeñas empresas y las viviendas de Ciudad de México puedan adquirir artefactos como lámparas, pantallas y refrigeradores ahorradores de energía.
"Me ha tocado ver muchos proyectos increíbles y que ahorran muchísimos costos (de energía) y sin embargo no se implementan porque hace falta financiamiento en pequeñas y medianas industrias, como tortillerías, bodegas de almacenamiento, panaderías", dice Silva.
Ella quiere cambiar la idea de que "las tecnologías verdes son caras y no son financieramente viables (...) porque sí lo son, son muy rentables". Así, Silva está en busca de inversores y aún debe fijar una tasa de interés acorde a cada tipo de tecnología.
"Las tortillerías, panaderías, restaurantes... las micro y pequeñas empresas son las que más emplean mujeres en la ciudad y me encantaría apoyar a esas mujeres para comprar y elegir tecnologías verdes, que apoyen el desarrollo sustentable", asegura.
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