De acuerdo con la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), el mercado estadounidense es el más importante para el sector después de la UE, es "estratégico" y supone un valor de unos US$1.897 millones.
Madrid. Los productos españoles están entre los más perjudicados por los aranceles del 25% anunciados por el presidente estadounidense, Donald Trump, sobre exportaciones agroalimentarias de la Unión Europea (UE).
Estos aranceles, que se empezarán a aplicar a partir del 18 de octubre, afectarán a sectores clave de la economía española, como el aceite, el vino y los productos lácteos.
De acuerdo con la Federación de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB), el mercado estadounidense es el más importante para el sector después de la UE, es "estratégico" y supone un valor de 1.728 millones de euros (unos US$1.897 millones).
Los nuevos aranceles se aplicarán a los vinos tranquilos de menos de 14 grados y envasados, a todos los tipos de quesos y al sector porcino.
El presidente del Gobierno español en funciones, Pedro Sánchez, llamó a la "prudencia, eficacia y previsión" ante la incertidumbre causada por el enfriamiento de la economía, el "brexit" y "el renovado afán proteccionista de algunos dirigentes que tuitean por la noche".
Sánchez resaltó que era labor de las Administraciones ayudar a que los productos españoles, "únicos en el mundo", siguieran abriendo mercados.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas, dijo, por su parte, que el Gobierno se reuniría con los afectados y que ya había contactado con la Comisión Europea.
"No es una buena noticia, pero es evidentemente el reflejo de una actitud de falta de seguimiento y de respeto al comercio multilateral basado en reglas", sentenció Planas.
La decisión de Trump se produce después del fallo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a favor de la Administración norteamericana que le permite imponer sanciones comerciales por valor de US$7.500 millones.
La experta y profesora de EAE Business School, María Ángeles Ruíz Ezpeleta, explicó que "esto se permite y se considera que no va en contra de la libre competencia".
"Al contrario, en dos productos similares, uno fabricado en el extranjero y otro fabricando localmente, el arancel nivela el precio para que sean igualmente competitivos en el mercado local", añadió.
Sin embargo, señaló, "el problema es que Trump aplica aranceles a productos que no está fabricando en su país porque si bien producen vino o aceite, no es de denominación de origen español y el consumidor no podrá comprar productos americanos sustitutivos, por lo cual el arancel es solo una venganza, una guerra comercial".
De acuerdo con la profesora, el consumidor será el principal perjudicado, porque acabará pagando más.