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Una relación acotada, pero que crece
Vie, 27/05/2011 - 02:41

Jerry Haar

 2011: el comienzo de un buen año
Jerry Haar

Jerry Haar es profesor, investigador y consultor de Administración Internacional, Planeamiento Estratégico y Mercadeo. Actualmente es Decano Asociado y Profesor de Administración en la Escuela de Administración de Empresas en Florida Internacional University (FIU). También es Investigador Principal del Programa de Inversión Internacional de Columbia University. Antes de asociarse con FIU, fue Investigador Principal y director del Programa Interamericano de Comercio y Trabajo en el Centro Norte-Sur de la Universidad de Miami, así como investigador principal en Wharton School de la University of Pennsylvania. Se graduó cum laude en American University, recibió su maestría en Johns Hopkins University y obtuvo su doctorado en Columbia University. También cursó el Executive Program en la Gestión de Sistemas de Salud de Harvard University. Es autor y co-autor de catorce libros y vários artículos, y ha servido como consultor para empresas públicas y privadas en los Estados Unidos.

El 17 de diciembre Mohamed Bouazizi, un vendedor tunecino de verduras, se quemó vivo en las calles de Sidi Bouzidi cuando la policía le prohibió seguir con su actividad. Este acto trágico puso en marcha una reacción en cadena de protestas populares contra el autoritarismo a través del mundo árabe, desde Egipto y Libia hasta Siria, Bahrein y Yemen.

Aunque no se vislumbra un final a lo que se ha llamado “el Despertar Árabe”, los eventos en el Norte de África, el Medio Oriente y los Estados del Golfo Pérsico han capturado la atención en todo el mundo. Y América Latina no es la excepción. Aunque mucho se ha informado acerca de la dimensión política de las relaciones de los países árabes e Irán con América Latina, la dimensión económica ha pasado más bien desapercibida. En la década pasada el intercambio total de mercancías entre América Latina y el Medio Oriente se triplicó, sobrepasando los US$ 25.000 millones, la mitad de los cuales corresponde a exportaciones desde América Latina.

Brasil y Argentina son los mayores socios comerciales del Medio Oriente, y las materias primas dominan el intercambio. Sin embargo, los servicios y las manufacturas (por ejemplo, buses brasileños Marcopolo, servicios de ingeniería argentinos de Techint) han crecido de manera constante en años recientes. El año pasado Egipto, el principal socio comercial de la región en el mundo árabe, firmó un tratado de libre comercio con el Mercosur. Con un comercio actual en torno a los US$ 2.500 millones, se espera que este monto se triplique en los próximos años. En la actualidad, los envíos del Mercosur hacia Egipto consisten básicamente de soja y aceite de soja, azúcar, maíz, acero y carne congelada, mientras que las importaciones consisten en fosfatos, urea, carbón, petróleos ligeros y fertilizantes químicos.

Cabe resaltar que este comercio está dominado por “swaps de commodities”. Cuando los servicios y las manufacturas entran en el cuadro, las exportaciones desde América Latina dominan. Sin embargo, también son importantes las “importaciones de la nostalgia” desde el Medio Oriente, especialmente desde Líbano y Siria, el hogar ancestral de la mayoría de los 20 millones de latinoamericanos de origen árabe.

Los flujos de capital entre el Medio Oriente y América Latina también han aumentado. Con el crecimiento reducido de los mercados desarrollados, líderes corporativos y de las finanzas en el Medio Oriente están mirando con creciente atención a América Latina en busca de rendimiento, diversificación y acceso a materias primas fundamentales: un suministro seguro de acero, cobre, tierras agrícolas y productos alimenticios. Por ejemplo, Arabia Saudita estableció un fondo de inversiones por US$ 800 millones para tierras cultivables en el extranjero.

Después de la primera cumbre árabe-latinoamericana en 2005, la relación comercial y política entre las dos regiones se incrementó significativamente. En 2009 se inauguró el Consejo de Líderes Latinoamericanos y del Golfo. Y no fue una sorpresa que los principales actores hayan sido fondos soberanos de los Estados del Golfo como Qatar y Abu Dhabi.

Sin embargo, muchas inversiones planificadas o concretadas entre América Latina y el Medio Oriente tienen una motivación política e involucran a gobiernos autoritarios como Venezuela o Irán. Por ejemplo, bancos iraníes han utilizado el banco de desarrollo de Venezuela para financiar a Hezbollah, Hamas y otros grupos violentos.

Cabe esperar que las corrientes de democracia inunden el mundo árabe, y que América Latina se beneficiará de una relación más profunda e intensa con dicha región.

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