Las primeras seis semanas de 2011 han sido un buen comienzo de año si es que no eres un dictador de algun país del norte de África.
El resultado de las protestas en el norte de África y en Medio Oriente, son impredecibles. No obstante hay una cosa cierta: los negocios siguen y 2011 será en gran parte un mejor año de lo que fue 2010.
Un grupo de presiones y factores continuarán dando forma al escenario de los negocios internacionales de este año, aparte de las cuestiones políticas y de seguridad. Éstas incluyen:
1. Recuperación global a múltiples velocidades. A la mayoría de las naciones les irá mejor que el año anterior, sin embargo, habrá claras diferencias en el ritmo de recuperación. A las economías emergentes, especialmente a las de Asia, les irá bien, no así a las occidentales, donde no hay tanto optimismo. Las disparidades también se produce dentro de las regiones.
Japón prevé una variación del PIB de 2%, Vietnam de 6,5%, Perú de 6% y Venezuela de 2%. Retardando la recuperación de la economía global están las condiciones financieras, que ahora incluyen normas más estrictas que las que existían antes de la crisis. Entre éstas están: restricciones sobre el capital de banco por préstamos, endurecimiento de las condiciones para los prestamistas, déficits públicos y acumulación de deuda de los países más ricos (hasta 50% desde 2007).
2. La economía de Estados Unidos. Lamentablemente, la anémica economía de EE.UU. sigue cojeando y avanzará modestamente durante 2011, alcanzando una tasa de crecimiento de alrededor de 3%. Si bien el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, abrió la llave monetaria con una segunda ronda de "flexibilización cuantitativa" (es decir, mandó imrpimir más dinero) el impacto en la reactivación ha sido nulo -con excepción de países extranjeros, como Brasil, que acusan a EE.UU. de desatar una "guerra del monetaria", a propósito de la devaluación del dólar, lo que hace más caras las importaciones-.
El desempleo se mantiene en 9,4% y una nueva burbuja de deuda está en formación, gracias a la irresponsabilidad fiscal bipartidistas, la cual ha empeorado considerablemente en la admnistración de Obama con el paquete de estímulo de US$900.000 millones para la reforma de salud y seguridad social. Esto equivale al déficit del presupuesto actual de US$1 billón y un total nacional de la deuda de US$14 billones. Los puntos brillantes en la economía de EE.UU. seguirán siendo la mejora de la producción manufacturera, el aumento de la productividad (7%), y un gran aumento de las exportaciones (20% en 2010).
3. La vitalidad de los mercados emergentes. Las economías emergentes amortiguaron el golpe de los mercados mundiales en 2009 y se espera que crezcan 6,4% en 2011, frente al 4,4% esperado para el resto del mundo. A diferencia de EE.UU. y varios países europeos, se adhirieron a las políticas bancarias prudentes, cumplieron las reglamentación de las instituciones financieras y se abstuvieron de gran especulación en bienes raíces. No sólo han sido un imán para las inversiones de cartera, sino que la inversión extranjera directa (IED) representó más de la mitad de US$1,12 billones en 2010. América Latina y el Caribe reservaron US$141.000 millones de esta suma. Sin embargo, y aunque a menudo se pasa por alto, es la salida de IED de los mercados emergentes, lo que representa casi la mitad de un trillón de dólares en los últimos años. Las salidas de IED se ha concentrado en los recursos naturales, bienes de consumo, y proyectos de infraestructura. Empresas como Huawei (China), Odebrecht (Brasil), y Grupo Bimbo (México) estarán en la vanguardia de la IED mundial en 2011, y los mercados emergentes en general verán un aumento en la demanda interna y externa de bienes, servicios, y la agricultura.
4. El factor China. China está en una incesante búsqueda de recursos naturales y materias primas porque seguirá siendo un país que quiere ampliar y profundizar sus vínculos comerciales y de inversión con América Latina y África, en particular. Este objetivo, junto con la necesidad de integrar las cadenas de suministro, explica el que China haya tenido adquisiciones por US$17.000 millones en 2010, un aumento de cuatro veces entre 2003 y 2009. La inversión de US$7.100 millones de Sinopec en la unidad brasileña de Repsol es un claro ejemplo. En el aspecto comercial, China sigue interesado en los negocios de América Latina, especialmente en automóviles, vino, ropa, productos electrónicos, juguetes y muebles, entre otros. A pesar del NAFTA, el DR-CAFTA y los acuerdos comerciales intra-regionales, las exportaciones de China a las Américas siguen dominando. (En 2000, los fabricantes chinos y mexicanos representaban el 6% del mercado global de armados de computadoras. Una década después, la participación de México se redujo a la mitad, mientras que China subió a 48%).
A pesar del espectro global de las tendencias inflacionarias y la lentitud en la economía de EE.UU., 2011 será un muy buen año. Aunque para América Latina el panorama es desigual. Mientras que el PIB global se deslizará desde 5,6% a 4,1%, a los países como Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia y Panamá les irá muy bien. Mientras que México y la Cuenca del Caribe seguirán luchando con la baja demanda de EE.UU. para sus exportaciones. Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia tendrán un mal desempeño, debido a su gobierno y las políticas económicas.
Si bien los economistas pueden pronosticar y los gobiernos pueden legislar y mandatar, son los productores, consumidores, inversionistas y agentes financieros los que determinarán si es que 2011 es sólo un buen año o uno grandioso.