Para el 2012, el banco central calculó que el referencial Indice Nacional de Precios al Consumidor Amplio (IPCA) se ubicará en un 4,7%, ante un 4,8% estimado previamente.
Sao Paulo. El Banco Central de Brasil elevó este jueves su pronóstico de inflación para este año, pero reiteró que la esperada desaceleración económica en el exterior aliviará las presiones sobre los precios en los próximos meses.
La entidad sugirió en su informe trimestral de inflación, divulgado este jueves, que el enfriamiento de la economía global podría implicar más rebajas de la tasa de interés de referencia, luego de un sorpresivo recorte el mes pasado.
"El ambiente económico más restrictivo en el exterior probablemente se quedará por más tiempo de lo esperado y da un sesgo desinflacionario tanto a la economía global como a la interna", observó el Banco Central en el informe.
La autoridad monetaria elevó su pronóstico de inflación para el 2011 a un 6,4% desde el 5,8% previo.
Para el 2012, calculó que el referencial Indice Nacional de Precios al Consumidor Amplio (IPCA) se ubicará en un 4,7%, ante un 4,8% estimado previamente.
El alza de la previsión para el 2011 tiene lugar en momentos en que la inflación se ha acelerado por sobre el techo del rango meta del gobierno del 6,5% a contar de abril, alcanzando un 7,33% anual hasta mediados de septiembre.
Sin embargo, las autoridades monetarias repitieron en el informe de este jueves que la inflación en 12 meses ahora comenzará a desacelerarse.
Los analistas consultados en el último sondeo semanal Focus del Banco Central entre entidades financieras, divulgado este lunes, calculan la inflación de este año en un 6,52%, justo por sobre la meta del Gobierno de un 4,5% más o menos dos puntos porcentuales.
Tasa de interés
El mes pasado, el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central redujo la tasa de interés referencial, Selic, a un 12% desde un 12,5%, en medio de la crisis de la deuda soberana en la zona euro y las vacilaciones de la economía estadounidense.
Brasil tiene la tasa de interés más alta entre las grandes economías del mundo. La presidenta Dilma Rousseff ha repetido en varias oportunidades su deseo de que el costo del crédito se reduzca hasta estar más en línea con el de sus pares globales, pero el riesgo de inflación lo dificulta.
Bajar esas presiones sobre los precios es, de hecho, otra prioridad política para Rousseff, quien heredó una inflación en sus mayores niveles en seis años cuando asumió su mandato en enero.
Las preocupaciones inflacionarias han amenazado con opacar su primer año de Gobierno y se han convertido en un punto central de la discusión política, pese a un potencial estancamiento de las reformas a largo plazo.
Los brasileños, incluyendo a los de bajos ingresos, que forman la base de poder de Rousseff, tampoco son particularmente comprensivos cuando se trata de inflación.
Con el recuerdo del descontrol de precios de décadas pasadas, los votantes casi con certeza castigarán a cualquier político que no mantenga los precios a raya.
Rousseff ha prometido recortar cerca de 30.000 millones de dólares del presupuesto de este año para trasladar algo del peso de enfriar a la economía hacia la política fiscal desde la monetaria, pero los analistas afirman que la tasa de interés sigue siendo una herramienta clave para controlar la inflación.