El informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señala que el impacto económico final en los países dependerá de las medidas que se tomen a nivel nacional, regional y global.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas ha afirmado en un informe publicado este viernes que la región entrará en una recesión del 1,8% este año por el coronavirus, sin llegar a descartar escenarios peores con contracciones de entre el 3% y el 4%.
Antes de la propagación del virus, el organismo preveía que la región creciera un máximo del 1,3% en 2020. El informe señala que el impacto económico final en los países dependerá de las medidas que se tomen a nivel nacional, regional y global.
"A diferencia de 2008, esta no es una crisis financiera sino de personas, producción y bienestar. Una situación de economía de guerra es demasiado importante para dejarla al mercado", ha subrayado la directora ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena.
En esta línea, el informe apunta que la región no tiene una mejor estrategia que no sea la de avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible a través de una mayor integración para mitigar los efectos de la pandemia.
Asimismo, el organismo invita a los gobiernos de los diferentes países a tomar medidas urgentes para abordar la emergencia sanitaria, social y económica y que vuelvan a plantear sus estrategias de desarrollo, fortaleciendo así la coordinación e integración entre regiones.
El estudio prevé que el valor de las exportaciones de la región caerá por lo menos en un 10,7% en 2020, debido a la disminución de los precios y a la contracción en la demanda agregada global.
Además, dado que la propagación del virus ha acelerado el uso de Internet y de las tecnologías digitales, este aumento puede incrementar las desigualdades derivadas del distinto acceso a las mismas entre los países y entre los grupos de ingresos.
En materia fiscal, el informe indica que se deben reorganizar presupuestos para implementar paquetes de estímulo con el fin de fortalecer los sistemas de salud, proteger los ingresos y minimizar la contracción de la economía.
En el área monetaria se apunta a una estabilización de los tipos de cambio y preservar la solvencia y el funcionamiento del mercado bancario, mientras que para incentivar la cooperación internacional es necesario reconsiderar las políticas de préstamos concesionales y de graduación de los organismos internacionales.
"La salida de la crisis dependerá de la fortaleza económica de cada país, por lo tanto, dadas las asimetrías entre los países desarrollados y en desarrollo, el papel de la ONU, el FMI y el Banco Mundial será esencial para garantizar el acceso al financiamiento y sostener el gasto social y la actividad económica con medidas innovadoras", ha resaltado Bárcena.