A esa conclusión arriban los técnicos de la Comisión Económica de Naciones Unidas Para América Latina y el Caribe (Cepal).
Con una perspectiva de crecimiento de 3% para este año, por debajo de su potencial, las autoridades deberían enfocar su política fiscal y monetaria para apuntalar la expansión de la economía. Sin embargo, con un déficit fiscal en los niveles actuales, registros elevados de inflación y una de las mayores pérdidas de competitividad de la región, el gobierno no tiene margen para poder impulsar la actividad.
A esa conclusión arriban los técnicos de la Comisión Económica de Naciones Unidas Para América Latina y el Caribe (Cepal), al analizar el caso uruguayo y el de los países de la región de características similares, y sus principales desafíos de cara al futuro.
“La recuperación de espacios para la política macroeconómica es un objetivo prioritario (para Uruguay) que requiere de alternativas para el fortalecimiento sostenido de las finanzas públicas”, sostiene el organismo en su Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2014.
En línea con la mayoría de los países de la región, los técnicos de Cepal redujeron las proyecciones de crecimiento para Uruguay este año de 3,5% en abril a 3% en el informe presentado ayer. Para América Latina y el Caribe, las estimaciones pasaron de 2,7% a 2,2% durante el mismo período. Esa expansión prevista para el país durante este año se encuentra por debajo de su crecimiento potencial estimado por el organismo para el período 2011-2014, cercano a 5% –muy por encima del potencial que tenía en el período 1991-1998, de 3%–.
“Ello da cuenta de que existiría cierto espacio para que las políticas macroeconómicas apuntaran en el corto plazo a ese ritmo de crecimiento”, sostiene el informe. Si el crecimiento de la economía está por debajo de su nivel potencial, a través de políticas fiscales y monetarias expansivas –que alienten la demanda–, el país podría alcanzar esas tasas mayores.
Sin embargo, ciertos factores impiden que el Estado pueda funcionar como un impulsor de la economía en la actual coyuntura, atando las manos del gobierno e impidiendo que Uruguay alcance un crecimiento mayor del que se espera para este año.
“Las finanzas públicas no ofrecen espacio para una política contracíclica sostenible, dado que sus balances primarios son bajos y el pago de intereses es elevado”, sostiene el informe, al referirse tanto a Uruguay como a Argentina.
Según los datos difundidos el jueves por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), en los 12 meses finalizados en junio el déficit fiscal se ubicó en 3,4% del Producto Interno Bruto (PIB). Ese desbalance de las cuentas públicas es ligeramente superior al 3,3% previsto para el cierre del año en la última Rendición de Cuentas presentada por el gobierno ante el Parlamento. Durante el último año, el déficit promedio de la región fue de 2,4% del PIB. En tanto, Uruguay destina al pago de intereses el equivalente a 2,5% del PIB, muy por encima del 1,7% del promedio de la región.
“Si bien el endeudamiento público es aún moderado según estándares internacionales, la situación deficitaria da lugar a futuros aumentos de sus necesidades de financiamiento interno y externo que podrían encontrar un límite muy pronto si se reduce la disponibilidad de financiamiento externo”, agrega el informe.
Al mismo tiempo, sostiene que el nivel de recaudación “estaría cercano a su máximo nivel potencial, en un escenario de relativo enlentecimiento de la economía, la rigidez de los gastos de la seguridad social (pasivos y salud) podría implicar una cierta dificultad para la próxima administración”.
Al igual que la política fiscal, la política monetaria también se encuentra limitada a actuar en el caso uruguayo, impidiendo impulsar así el crecimiento económico y alcanzar los niveles potenciales.
Según indica Cepal en su informe, “el espacio para la política monetaria también estará restringido, por una parte, en los casos en que el tipo de cambio real efectivo exhibe un grado importante de apreciación (caída del indicador), por las perspectivas de correcciones cambiarias y el consiguiente impacto en los precios internos ; por otra parte, debido a ritmos inflacionarios que no hacen recomendable una acción monetaria expansiva”.
Uruguay es de los países de la región que mayor caída registraron en el indicador de tipo de cambio real del organismo –interpretado como pérdida de competitividad– en los últimos años. Entre 2005 y 2013 registró una caída de 31,4%, mientras que en la media de la región el deterioro fue de 12,8%. Esa evolución fue solo superada por el deterioro de Venezuela (39%) y de Paraguay (33,2%) en el mismo período. El informe compara el dato de inflación interanual a abril de los distintos países.Con un registro de 9,2% –se moderó levemente a 9,1% en junio–, Uruguay se ubica con el tercer registro más alto, luego del 61,5% de Venezuela y el 20,4% de Argentina (según el dato oficial).Prevén agravamiento del contexto externo
El menor desempeño esperado se explica por “la debilidad de la demanda externa, un bajo dinamismo de la demanda interna, insuficiente inversión y un limitado espacio para la implementación de políticas que impulsen la reactivación”, estima CEPAL en su informe.
“Estos elementos impactan de manera diferenciada a los países y subregiones de América Latina y el Caribe, verificándose una alta heterogeneidad en las dinámicas de crecimiento”, agregó. Para 2014 se prevé un ligero repunte de las exportaciones regionales de 3,1%, principalmente por un alza de volúmenes.
En tanto, las importaciones crecerían 3,8% por un aumento de volumen y una leve alza de los precios. En la revisión a la baja del crecimiento regional, incidió especialmente la menor expansión de Brasil que avanzaría 1,4% este año, frente a una estimación previa de 2,3%.