La pausa que ha anunciado la Reserva Federal abonaría a un dólar más débil en el mediano plazo.
Ciudad de México.- Turquía atraviesa su mayor crisis económica de los últimos 15 años, su moneda (la lira turca) perdió más de 30% del valor en el 2018 y el poder adquisitivo de la población sufrió el impacto de una inflación cercana a 20%, a ello se suma una tasa de desempleo superior a 12%.
Los expertos de Sura Asset Management descartan que la situación económica que vive actualmente Turquía afecte a las variables macroeconómicas mexicanas en el corto plazo.
“Para que la crisis turca tenga una mayor repercusión a nivel global dependerá de las decisiones que tomen en las próximas semanas o meses las autoridades de política monetaria y política fiscal en México”, prevén.
Los especialistas aseguran que el contexto económico que vive México dista mucho del que atraviesa Turquía, ya que si bien las perspectivas de crecimiento se han venido revisando a la baja en el país, seguimos teniendo expectativas de crecimiento, al tiempo que se reconoce el esfuerzo en términos de disciplina fiscal, mientras que no se prevé que los déficits (cuenta corriente y fiscal) se deterioren de forma sustancial.
“Para muestra de la percepción de riesgo que hay respecto a México en los mercados internacionales basta ver la reciente colocación en euros que hizo el gobierno mexicano. Para ver que la situación turca tiene un serio impacto en nuestro país tendríamos que ver que su crisis impacte más allá de sus fronteras, lo cual podría llevar a una nueva oleada de aversión al riesgo en las inversiones en mercados emergentes, lo que provocaría una fortaleza del dólar al tiempo que la fortaleza de éste implicaría debilidad generalizada en las divisas emergentes”, indican.
Divisas emergentes. Asimismo, exponen que la pausa que ha anunciado la Reserva Federal de Estados Unidos en la política monetaria (no incrementos de tasas en lo que resta del 2019) y el sesgo acomodaticio del Banco Central Europeo (primera alza en la tasa de referencia hacia mediados del 2020), así como un eventual acuerdo comercial entre China y EU han sido suficientes elementos para generar apetito por los activos de mercados emergentes en general, lo que ha favorecido el comportamiento de las divisas de dichos países en términos generales.
Además de lo anterior, la pausa que ha anunciado la FED de EU abonaría a un dólar más débil en el mediano plazo, lo que también podría dar impulso a las divisas emergentes.
“El peso mexicano se ha visto favorecido fundamentalmente por el contexto global de tasas bajas, lo que ha provocado un fuerte apetito por activos de deuda mexicanos. Los flujos acumulados al mercado de deuda en el año superan 90.000 mdp. Los niveles de tasas relativamente atractivos han generado una fuerte demanda de pesos, lo cual podría verse revertido si, entre otros factores, las negociaciones del T-MEC son retrasadas o la retórica de Donald Trump vuelve a recrudecerse en materia arancelaria o de migración”, refieren.