El país reporta un abultado déficit fiscal, que ha llevado al gobierno a emitir en varias ocasiones bonos soberanos que sobrepasan los US$10.000 millones, con el fin de obtener recursos y financiar las necesidades programadas en el Presupuesto del Estado.
Quito. Ecuador necesita solucionar su problema fiscal, provocado por un aumento en los niveles de endeudamiento y gasto público, para que la dolarizada economía local crezca, coincidieron en señalar analistas.
En entrevista con Xinhua, el analista económico internacional, Alberto Acosta Burneo, afirmó que urge alcanzar una sostenibilidad fiscal para mejorar la competitividad y priorizar los escasos recursos en áreas como salud, educación y seguridad.
"El gobierno tiene que volver sostenibles las finanzas públicas. Eso va ayudar a devolverle competitividad al país, porque todavía tenemos un Estado que compra demasiados bienes y servicios en base al endeudamiento", consideró Acosta Burneo.
El país latinoamericano, al igual que otros de la región como Chile, se vieron sacudidos a finales de 2019 por intensas protestas sociales que pasaron factura a sus economías.
Los disturbios que sumieron al país por casi dos semanas en la más grave crisis social en décadas, dejaron pérdidas a la economía por unos US$2.000 millones, según el Banco Central de Ecuador (BCE).
Las protestas, que dejaron a su vez al menos 10 muertos, surgieron a raíz de la eliminación por parte del gobierno de subsidios a los combustibles, medida que luego fue derogada.
El gobierno planeaba con la medida recaudar unos US$1.500 millones anuales para enfrentar sus problemas financieros.
El estallido social y sus afectaciones llevaron al BCE a realizar un ajuste en la previsión de crecimiento, que se modificó de 1,4% a 0,2% en 2019.
Acosta Burneo, quien es además consultor económico, reflexionó en que las protestas sociales reflejan el rechazo a medidas de ajuste que el gobierno intentó aplicar sin considerar el alto costo político.
Apuntó que "mientras más se rechace el ajuste, el Estado va a seguir endeudándose más y eso no es otra cosa que seguir agrandando un problema que ya es inevitable".
"Lo ideal es que siga avanzando la corrección de las finanzas lo antes posible, para que incluso, la economía vuelva a crecer", abundó.
El BCE estima que la economía del país sudamericano crecerá alrededor del 0,6% en 2020.
El país reporta un abultado déficit fiscal, que ha llevado al gobierno a emitir en varias ocasiones bonos soberanos que sobrepasan los US$10.000 millones, con el fin de obtener recursos y financiar las necesidades programadas en el Presupuesto del Estado.
La deuda pública del país se ubicó en US$55.605 millones hasta abril de 2019, el 49,17% del Producto Interno Bruto (PIB) ecuatoriano, según un reporte del Ministerio de Economía y Finanzas de junio pasado.
La necesidad de recursos llevó al gobierno a acudir el año pasado al rescate financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI), después de una década de distanciamiento.
El FMI y Ecuador alcanzaron en marzo de 2019 un acuerdo crediticio por US$4.200 millones, en apoyo a las políticas económicas del gobierno hasta 2021.
Ese monto es parte de los US$10.200 millones que Ecuador recibirá en financiamiento de varios organismos multilaterales de crédito.
Por su parte, para el analista internacional, Oscar Monteros, el reto para Ecuador está en cumplir con los compromisos y reformas que pide el FMI, como el recorte de gastos en salarios y subsidios.
"Los desembolsos del FMI implican eso, hay que seguir haciendo ajustes. Esto va a tener costo político, seguramente sí, pero el gobierno creo que lo hará de la forma más liviana posible", opinó Monteros en entrevista con Xinhua.
Los especialistas coincidieron también en que la raíz de las protestas surgió años atrás, debido al despilfarro de recursos durante la época de bonanza petrolera, entre 1972 y 1982, además de la corrupción.
Sostuvieron que eso ha llevado a varias naciones a tener un alto endeudamiento y una economía con grandes desequilibrios.
Acosta Burneo consideró que frente a ello la región debe aprender la experiencia de China, en el sentido de tener una visión de largo plazo para planificar su desarrollo.
"China ha sabido incentivar la inversión, los capitales, la producción y transformarse en el gran centro manufacturero del mundo, algo que debemos aprender en la región", expuso.
Añadió que en la región todavía se debate si la inversión es buena o mala, mientras otros países en cambio actúan.
La región latinoamericana continuará durante el presente año por la senda del bajo crecimiento, con una expansión del PIB estimada en un 1,4%, según la proyección hecha en noviembre pasado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).