Hasta 2008, los fondos de inversión preferían formar sus carteras en Estados Unidos y Europa, normalmente en regiones y sectores de rápido crecimiento.
Universia Knowledge Wharton. En las últimas dos décadas, España se había convertido en uno de los mercados preferentes para el capital riesgo, hasta el punto de que firmas de inversión internacionales como la británica 3i hicieron de la península Ibérica su segunda mayor plataforma de inversión.
Los fondos se levantaban en las plazas de capitales más importantes del mundo, como Nueva York o Londres, y se destinaban a la compra de empresas españolas, especialmente en los sectores de salud, distribución y telecomunicaciones.
Hasta 2008, los fondos de inversión preferían formar sus carteras en Estados Unidos y Europa, normalmente en regiones y sectores de rápido crecimiento. El motivo por el que Latinoamérica y otras regiones emergentes eran menos interesantes para el capital riesgo antes de la crisis es porque su filosofía a la hora de elegir una operación es que buscan una alta rentabilidad cuando llega el momento de vender, unos ratios que son más difíciles de conseguir en países donde los mercados de capitales están menos desarrollados.
Sin embargo, la crisis ha invertido esta tendencia y ahora Latinoamérica se ha convertido en el destino preferente del capital riesgo. “Mejor entorno macroeconómico, estructura empresarial emergente y menor competencia en las operaciones” son las tres razones que han despertado el interés de los fondos por invertir al otro lado del Atlántico, según explica Rafael Gonzalo, profesor de Finanzas de IE Business School.
En su opinión, “en términos absolutos, las empresas latinoamericanas crecen a mayores tasas y, por tanto, permiten a priori una mayor oportunidad de inversión. Por otra parte, en términos relativos, las perspectivas económicas y los procesos de desapalancamiento nacionales y empresariales en Europa ofrecen limitadas oportunidades. Más aún, la industria de capital riesgo es muy madura y el número de fondos de capital riesgo compitiendo por esas oportunidades limitadas es muy numeroso”.
Obstáculos y limitaciones. Sin embargo, este experto alerta de que todavía existe un condicionante que frena el desarrollo del capital riesgo en regiones emergentes como la latinoamericana: “hay limitaciones en el mandato de los inversores institucionales [fondos, instituciones financieras o compañías de seguros que agrupan una pluralidad de inversores e invierten en su nombre]”. Es decir, cuando se establece un fondo, los accionistas imponen una serie de normas, cláusulas y condiciones a la sociedad que va a gestionar el dinero y elegir dónde se invierte, de forma que sólo se pueden comprar compañías que cumplen esos criterios.
Por un lado, Gonzalo explica que “estos proyectos [de inversión en países emergentes] van acompañados de un mayor riesgo, a nivel político, macroeconómico y empresarial”. Así que noticias como la expropiación en abril de la empresa petrolífera YPF, filial de la española Repsol, por parte del gobierno argentino no ayudan a crear el clima estable que necesitan los inversores internacionales.
Por otra parte, la propia estructura de los fondos gestionados no permite un cambio rápido en la estrategia del tipo de compañías que se adquieren.
Rafael Gonzalo apunta que “un fondo se levanta con un horizonte de inversión de tres a cinco años, más otros siete o nueve años para vender”. Es decir, desde que se crea un fondo hasta que se venden sus participadas y se consiguen los retornos económicos esperados pueden llegar a pasar más de diez años.
Según comenta el experto de IE, este horizonte a largo plazo tiene dos limitaciones. Por un lado, que se busquen destinos geográficos estables que garanticen el proyecto a futuro. Por otro, dado que existen unos criterios de inversión cuando se establece el fondo, que van desde el tipo de compañías que se pueden comprar hasta el país donde tienen su sede, los fondos actuales, que no habían previsto invertir en Latinoamérica cuando se fundaron, han optado por adquirir compañías españolas con presencia en países al otro lado del Atlántico o bien que tengan proyectos de internacionalización en estas regiones.
Es el caso de los fondos españoles N+1 y Mercapital, que acaban de firmar su fusión y han centrado su crecimiento en esta estrategia de diversificación geográfica a través de la adquisición de empresas nacionales con presencia en Latinoamérica.
La firma internacional Permira también ha apostado por este modelo, con la internacionalización de sus participadas españolas. Éste es el caso, por ejemplo, de la cadena de restauración Telepizza, que ha frenado sus aperturas en España para aterrizar y comenzar su expansión en países como Perú o Chile, según explican fuentes de Permira a UK@W.
Ésta es la primera fase en la nueva estrategia del capital riesgo de apostar por Latinoamérica. Todavía habrá que esperar dos o tres años para que se creen nuevos fondos que permitan invertir directamente en compañías de estos países. La firma británica 3i ya está estudiando la posibilidad de levantar un fondo para adquirir participadas en Brasil, aunque esto no ocurrirá hasta 2013, por lo que hasta 2014 no se cerrarán las primeras operaciones.
Aun así, las cifras generales ya ponen de manifiesto la fuerte apuesta por esta región. En 2011, la inversión del capital riesgo en América Latina marcó un récord histórico, ya que consiguió captar 10.300 millones de dólares, según datos de la Latin American Venture Capital Association (LAVCA). Es más, en estas estadísticas Brasil sigue siendo el país líder, pero mientras que en años anteriores prácticamente eclipsaba completamente a cualquier otro país de la zona, en el pasado ejercicio despuntaron también otros destinos, principalmente México, Colombia, Chile, Perú y Argentina. Sin embargo, esta actividad todavía dista mucho de las grandes macrooperaciones que se han visto en los procesos de fusión y adquisición en los mercados europeos.
Primeras operaciones. En julio de este año, Mercapital firmó su primera operación en Latinoamérica, con la adquisición del 70% de la cadena de restauración brasileña Rubaiyat, por la que pagó cerca de 45 millones de euros. Con más de medio siglo de historia, esta empresa cuenta con tres restaurantes emblemáticos en Brasil y uno en Madrid, enfocados en el segmento de gama alta. Belarmino Fernández, presidente de Rubaiyat, comentaque la entrada del capital riesgo responde a la necesidad del grupo de contar con apoyo financiero para iniciar su expansión internacional y de dar solución al relevo generacional de la familia fundadora. Belarmino Fernández Iglesias, patriarca y creador del primer restaurante, vende su participación, al igual que dos de sus hijos. Su primogénito, con el que comparte nombre y que ya estaba desde hace años al frente de la compañía, se ha mantenido en el accionariado con una participación del 30%.
“Esta operación con el capital riesgo español es una oportunidad para crecer más rápido y de forma más profesional”, apunta Belarmino Fernández. En los próximos cinco años, invertirá hasta 25 millones de euros para abrir diez nuevos restaurantes. El primer paso será aumentar la presencia en su país de origen: Brasil. Las ciudades elegidas serán Brasilia y Río de Janeiro, donde todavía no están presentes. El objetivo es dar el salto después a México, Colombia y Estados Unidos (Miami). Una vez completada esta fase, Fernández se plantea retomar el desarrollo en Europa, un proyecto que comenzó en 2006 con la apertura de su establecimiento madrileño, pero que quedó en el aire por culpa de la crisis. Sin embargo, el presidente del grupo insiste en que la prioridad es Latinoamérica, ya que es un mercado en crecimiento.
Para el fondo de capital riesgo, se trata de la primera operación al otro lado del Atlántico. Han elegido Rubaiyat porque “nos va a dar una gran visibilidad en la región por el prestigio y reconocimiento con el que cuentan estos restaurantes”, explica el presidente de Mercapital, Javier Loizaga. Es más, la firma confía en que esta operación les abra las puertas del empresariado latinoamericano.Una vez que se complete la integración de Mercapital y N+1 a principios de 2013, el objetivo es levantar un fondo de 500 millones de euros para invertir en compañías españolas que tengan proyectos de crecimiento en Latinoamérica. Desde la compañía apuntan que el siguiente paso en su estrategia es crear fondos con inversores locales en diferentes países para comprar compañías latinoamericanas. México, Colombia y Brasil son los principales destinos.
Otra firma española que mira con interés los países iberoamericanos es GED, que de momento se conforma con invertir en pequeñas y medianas compañías nacionales, pero con una fuerte presencia internacional. Hasta ahora, la firma se había centrado en apoyar la internacionalización de sus compañías participadas en Europa, pero su presidente, Enrique Centelles, asegura que ahora sus objetivos se centran en el norte de África (por su cercanía con España) y Latinoamérica (por el lazo cultural).
Diversificación geográfica. “Aquellos países que ofrecen una mayor capacidad de crecimiento junto con un tamaño suficiente para expandirse serían los más atractivos”, apunta Rafael Gonzalo. El experto de IE Business School considera que Brasil y México, junto con Perú y Colombia, “son los países que están siendo analizados con mayor interés” por los fondos españoles. Sin embargo, señala que hay elementos clave que van a hacer que una inversión se decida por un país o por otro, como el acceso a la financiación y que existan opciones de desinversión cuando llegue el momento de vender las participadas, ya sea a través del mercado de capitales, de otras firmas de capital riesgo establecidas en el país o de posibles compradores industriales locales. En este sentido, México y Brasil son las regiones que mejor cumplen estos requisitos, según los responsables de las propias firmas de capital riesgo.
Con la crisis, los fondos han visto en la diversificación geográfica la mejor fórmula para estar presentes en mercados con ciclos económicos diferentes que les garanticen su actividad tanto en momentos alcistas como bajistas en diferentes partes del mundo. Sin embargo, “no es fácil que los inversores institucionales acepten que el gestor amplíe su horizonte de inversión a geografías donde no tiene el mismo nivel de conocimiento o donde existen alternativas locales de inversión”, señala.
En su opinión, “para saltar este obstáculo, de cara a la captación de fondos, las sociedades de capital riesgo españolas buscan posicionarse ante los inversores institucionales como expertos en los procesos de transformación que han ocurrido en España en los últimos 20 años y que se espera se produzcan en muchos de estos países. De esta manera, consiguen el doble objetivo de mejorar sus expectativas de inversión y sus posibilidades de captación de fondos”.