El Grupo de Siete países ricos acordó este viernes sumarse a una inusual intervención concertada para detener el alza del yen, esperando calmar a los mercados financieros después de una semana agitada llena de ventas por pánico.
Sidney. El Grupo de Siete países ricos acordó este viernes sumarse a una inusual intervención concertada para detener el alza del yen, esperando calmar a los mercados financieros después de una semana agitada llena de ventas por pánico.
El dólar de Estados Unidos subió inmediatamente frente al yen hasta 80,73 yenes, dejando atrás un récord mínimo de 76,25 yenes alcanzado este jueves. El índice de acciones Nikkei de Japón subió un 2,5%, recuperando parte de las fuertes pérdidas de la semana.
El acuerdo del G7 de intervenir de manera conjunta para vender yenes se dio como una sorpresa para muchos, debido a que fuentes habían sugerido que sólo darían luz verde a Japón para que actuara solo.
El ministro de Finanzas de Japón, Yoshihiko Noda, dijo que el Banco Central de Japón había comenzado a vender yenes a las 0000 GMT y que otros bancos centrales del G7 intervendrían a la medida que abrieran sus mercados.
"Esta es la primera intervención coordinada que hemos visto desde el 2000, así que va a tener un enorme efecto de resonancia en el mercado", dijo Kathy Lien, directora de investigación de divisas en GFT en Nueva York.
"Debido a que el único tipo de intervención que en realidad funciona es la intervención coordinada y muestra la solidaridad de todos los bancos centrales en términos de la gravedad de la situación en Japón", agregó.
El jueves, el yen subió a un récord máximo de 76,25 yenes por dólar, eclipsando su máximo histórico de 79,75 yenes alcanzado después del terremoto de Kobe.
Un yen fuerte podría hacer más difícil para la economía japonesa, tremendamente dependiente de las exportaciones, el recuperarse de un triple golpe la semana pasada: un terremoto, un tsunami y una amenaza nuclear. El total de daños se estima que superaría los US$200.000 millones, por lo que es casi seguro que Japón regrese a una recesión.
Los líderes financieros del G7 también podrían estar preocupados de que un aumento repentino en la repatriación del yen pueda alterar a los mercados globales, creando una crisis de confianza que se extienda por Asia a Europa y Estados Unidos.
Los inversores también están atentos a los hechos en Libia, mientras Naciones Unidas votó a favor de imponer una zona de exclusión aérea sobre el país y usar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles. Fuentes diplomáticas francesas dijeron que las medidas militares podrían comenzar horas después de la votación de Consejo de Seguridad.
Los precios del crudo subieron más de US$2 por barril después de la decisión, que fue vista como un riesgo que podría extender el conflicto en el país del norte de Africa.
Historia en contra del G7. Si embargo, si el pasado sirve de indicio, incluso las enormes ventas oficiales podrían contener al yen por corto tiempo.
Cuando Japón intervino por última vez en septiembre del 2010 vendió 2,1 billones de yenes, o cerca de US$25.000 millones en ese entonces, pero sólo hizo subir al dólar hasta 85,77 yenes desde 82,85 yenes.
El aumento desapareció rápidamente y para fines de octubre el dólar ya estaba de regreso cerca de los 80,00 yenes.
"La historia no está de lado del G7", dijo John Normand, un analista de divisas de JPMorgan, destacando que anteriores medidas de intervención concertada sólo sirvieron cuando fueron acompañadas por ajustes del banco central.
En este caso, casi no hay opciones de que la Reserva Federal endurezca su política en los próximos meses. El Banco Central Europeo ha dicho que pretende elevar las tasas en abril, pero que eso podría no ayudar al dólar frente al yen.
"El G7 podría mover al mercado inicialmente, pero no debería cambiar la tendencia más de lo que lo hizo la intervención en yenes de septiembre del 2010", sostuvo Normand.
El G7 está integrado por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido y Estados Unidos.