El presidente Andrés Manuel López Obrador insistió en que las calificadoras no toman en cuenta que su gobierno combate la corrupción, y éste será un factor de crecimiento y confianza de la economía nacional.
Ciudad de México. La relación entre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y las agencias calificadoras atraviesa su peor momento, luego de la baja que Fitch hizo a la deuda soberana del país, al colocarla en “BBB”, y con el golpe que le asestó este jueves al degradar la nota de Pemex en dos escalones para colocarla en calidad de bono basura.
El gobierno federal, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), calificó de “desafortunadas” y mostró su desacuerdo a las penalizaciones que hizo la calificadora Fitch Ratings sobre el balance financiero del país, pues no sólo bajó la nota del país de “BBB+” a “BBB”, sino también la de Petróleos Mexicanos (Pemex), a grado especulativo.
“El gobierno expresa su fuerte desacuerdo con el enfoque aplicado por esta calificadora (...) Esta acción sobre la calificación soberana de México y de Pemex se da aun cuando se ha demostrado el apoyo total del gobierno federal a la empresa, y se está trabajando en dar una solución a los problemas estructurales y financieros de la petrolera”, indicó en un comunicado.
Aunque Fitch Ratings considere que el apoyo a Pemex por parte del gobierno federal es moderado e insuficiente, la dependencia a cargo de Carlos Urzúa respondió que se mantendrán en la misma postura para que la petrolera mexicana se convierta en una empresa rentable y eficiente.
“Pemex es parte integral de la economía nacional. Vale la pena resaltar que Fitch estabiliza la perspectiva de la calificación soberana de México de Negativa a Estable, con lo cual establece un piso al ajuste de la calificación y no se esperan más acciones sobre el soberano”, remarcó.
Hacienda hizo énfasis en que se mantiene “cómodamente en grado de inversión” del soberano y ratificó su compromiso con la disciplina fiscal y la estabilidad macroeconómica.
Moody’s otorgó 18 meses. Con respecto al cambio de la perspectiva de Estable a Negativa que hizo Moody’s al país y a Pemex, Hacienda remarcó que se estableció una línea de tiempo de 18 meses para una potencial revisión de la nota.
El gobierno de México concluyó que ambas calificadoras reconocen como fortalezas una economía amplia y diversificada, una sólida postura fiscal que ha consolidado la estabilidad macroeconómica, así como prudencia en la formulación de políticas macroeconómicas y un sistema bancario saludable.
Desacuerdos en combate a la corrupción. El presidente Andrés Manuel López Obrador insistió en que las calificadoras no toman en cuenta que su gobierno combate la corrupción, y éste será un factor de crecimiento y confianza de la economía nacional.
En Palacio Nacional, el primer mandatario insistió en su perspectiva de crecimiento para este año de 2%, y de 4% acumulado en todo el sexenio.
“Respetamos esa opinión, pero seguimos sosteniendo que vamos bien, que va a crecer más la economía, que cuando menos va a crecer a 2%, y que en el sexenio vamos a cumplir el compromiso de crecer a 4 por ciento.
“Y que, con todo respeto, la falla que tienen las calificadoras y los expertos en materia financiera es que aplican la misma metodología de hace más de tres décadas, es la metodología que se utilizó durante el periodo neoliberal, que no tomaba en cuenta, en palabras tecnocráticas, la variable corrupción. Por eso sus pronósticos no resultan”, comentó.
El presidente fue cuestionado acerca de si no observa un riesgo agravado para la economía de nuestro país, ante el recorte en los pronósticos de crecimiento por parte de organismos internacionales y el propio Banco de México:
“No, porque nosotros no vamos a contratar deuda, mejor dicho, no vamos a aumentar la deuda pública. Tenemos finanzas públicas sanas, está muy bien la recaudación y vamos bien en el ejercicio del presupuesto. No tenemos problema de inflación. A pesar de eso, el peso está resistiendo. Vamos bien y de buenas”.
En San Luis Potosí, el jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, admitió que el gobierno mexicano debe trabajar muy duro para ganarse nuevamente la confianza de las calificadoras.
Romo mencionó que se puede coincidir o no con las calificadoras, pero que a ellos les toca sentarse para ver qué más pueden hacer, “para todos caminar al mismo lado”. Se corre el riesgo de que se vaya la inversión, se le cuestionó a Romo, “para nada”, afirmó.