Este sábado, López Obrador remitirá a legisladores el presupuesto a ejecutar en 2019, con los mercados pendientes de cómo compaginará su compromiso de disciplina fiscal con una larga lista de promesas de campaña.
Ciudad de México. Nerviosos tenedores de bonos pondrán sus ojos este fin de semana como nunca antes sobre el presupuesto de México para determinar si el presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador es capaz de impulsar mayor gasto social, recortes de impuestos y costosos proyectos petroleros sin aumentar la deuda.
Este sábado, López Obrador remitirá a legisladores el presupuesto a ejecutar en 2019, con los mercados pendientes de cómo compaginará su compromiso de disciplina fiscal con una larga lista de promesas de campaña.
Si no logra convencer al mercado de que tiene un plan de ahorro para financiar programas de asistencia social y nueva infraestructura, podría profundizar la venta de activos financieros mexicanos y poner al país en la ruta de rebajas de calificaciones crediticias tan pronto como el próximo año, dijeron inversionistas y analistas.
"Estamos ante una encrucijada en donde la ejecución va a ser tan importante como los números mismos", dijo Andrew Stanners, gerente de fondos de mercados emergentes para Aberdeen Standard.
El gobierno debe demostrar que está listo para controlar el gasto si sus planes de ahorro no resultan como lo espera, agregó Stanners.
Durante las últimas dos décadas, los mercados globales le han dado la bienvenida a tecnócratas mexicanos capacitados en Estados Unidos, que han respaldado políticas ortodoxas y que se han arrojado a una ola de inversiones para construir uno de los mercados de bonos en moneda local más líquidos del mundo.
Pero López Obrador ha prometido una ruptura radical con esa era, que ha descrito como "neoliberal" y a la cual culpa de la corrupción generalizada en la segunda economía más grande de América Latina.
El secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, ha prometido un presupuesto con un superávit primario de alrededor del 1%, excluyendo pagos de la deuda, mientras que su segundo a bordo, Arturo Herrera, dijo que el gobierno usaría estimaciones económicas conservadoras para acometer su plan.
La principal pregunta es cómo lograrán ahorros suficientes para financiar planes para impulsar ayudas a jóvenes desempleados y ancianos, además de los principales proyectos para construir una nueva refinería de petróleo y dos líneas de ferrocarril en el sur del país.
El equipo de López Obrador ha tratado de calmar los nervios de inversionistas internacionales. Sin embargo, los rendimientos de la deuda se han disparado desde fines de octubre, luego de que canceló un proyecto de US$13.000 millones para un aeropuerto que estaba parcialmente construido.
A medida que el peso se hundía tras la decisión, López Obrador declaró que la democracia, no los mercados, gobernaban México.
Creer en los números. Respaldado por su partido Morena que tiene la mayoría absoluta en el Congreso, López Obrador está en mejor posición para hacer recortes más audaces en gastos discrecionales en comparación con sus antecesores.
"Necesitamos que estos presidentes de brazo fuerte tomen decisiones difíciles como esta", dijo Aaron Gifford, analista de mercados emergentes de T. Rowe Price, y agregó que el presidente es un "fanático" del recorte de gastos.
López Obrador obtuvo el triunfo frente a sus opositores, en buena parte, con la promesa de ahorrar miles de millones de dólares y combatir la corrupción en el país.
El nuevo presidente comenzó su estrategia con el anuncio de recortes salariales a altos mandos del sector público, pero el Tribunal Supremo congeló temporalmente la propuesta, lo que plantea dudas sobre su margen de maniobra, según analistas.
También quedan preguntas sobre el costo de su plan para reducir el impuesto al valor agregado y al impuesto sobre la renta a lo largo de la frontera norte de México, que espera frene la migración a los Estados Unidos mediante la creación de nuevos empleos.
Los analistas del sector privado calculan que los recortes de impuestos podrían costar alrededor de 120 mil millones de pesos (US$6.000 millones).
Si las ganancias que estima la administración por la reforma fiscal superan las estimaciones de crecimiento, el mercado y las agencias calificadoras podrían verlas como poco realistas y reaccionar negativamente.
Este jueves, López Obrador dijo que varias instituciones de su Gobierno recibirían un gasto más alto, como el ejército, que por más de una década ha intentado erradicar la creciente violencia generada por grupos criminales, ante la debilidad de las policías.
Más allá de las reducciones salariales, el mandatario no ha anunciado de dónde vendrán los recortes presupuestales. Eso requerirá un mayor escrutinio del presupuesto.
"No creo que el mercado vaya a creer completamente la responsabilidad fiscal de la administración de López Obrador hasta que haya visto su ejecución", dijo Ernesto Revilla, jefe de economía de América Latina para Citigroup. "Nadie va a apartar los ojos de México, aun si el presupuesto se ve bien".