Esto no es especialmente justo, ya que la burbuja y su colapso ocurrieron durante la Administración Bush, pero sí creo que en cuanto a los programas de acción se puede culpar al presidente Obama de no hacer más para estimular la economía, y en términos políticos definitivamente ha hecho un trabajo horrible de presentar sus argumentos.
Exageró enormemente los beneficios de su paquete de estímulos, que definitivamente debería haber sabido no era lo suficientemente grande para volver la economía al pleno empleo en un futuro próximo.
También ha hecho todo lo posible para proteger los intereses de los bancos, que son ampliamente culpados de la caída económica.
Esto ha sido especialmente cierto en el caso de la vivienda, donde Obama ha estado dispuesto a hacer poco para ayudar a los propietarios que enfrentan la pérdida de su hogar. Recientemente salió a la luz que los bancos ni siquiera seguían los procesos legales necesarios para embargar viviendas.
El presidente Obama se ha negado a imponer una moratoria sobre los embargos para asegurar que estuvieran siguiendo los procedimientos correctos.
Los republicanos podrán encontrarse en una situación difícil si toman el control. No tienen una agenda clara. Quizá intentarán culpar al presidente de todo los problemas de la economía durante los próximos dos años, pero no es claro si podrán salirse con la suya si llegan a controlar la Cámara de Representantes.
El escenario más probable que surgirá de los resultados de hoy es un punto muerto con los republicanos bloqueando la mayor parte de lo que Obama podría querer (se supone que serían cosas como ampliar el seguro de desempleo y más dinero para los gobiernos estatales y locales) y Obama negándose a aceptar más reducciones fiscales y posiblemente algunos recortes grandes en el gasto que los republicanos tal vez propongan (por ejemplo, una reducción en la fuerza laboral o los salarios federales).
Hay un escenario optimista que involucraría un arreglo en que Obama recibiría más gasto de estímulo y los republicanos recibirían algunas reducciones fiscales adicionales.
Esto sería bueno para la economía, pero volvería locos a los halcones del déficit.
*Esta columna fue publicada con anterioridad en Center for Economic and Policy Research.