La entidad en México del banco español anticipó, además, que el central Banco de México (Banxico) podría elevar su tasa clave de interés antes de que termine el año, debido a las pérdidas recientes de la moneda mexicana frente al dólar.
Ciudad de México. El Grupo Financiero Santander informó este lunes que rebajó su pronóstico para el crecimiento económico de México en 2019, que pasó del 2,3% anterior al 1,8%.
La institución financiera mantuvo sin embargo en un 2,1% su estimación de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para este año, de acuerdo con un reporte a sus clientes.
La entidad en México del banco español anticipó, además, que el central Banco de México (Banxico) podría elevar su tasa clave de interés antes de que termine el año, debido a las pérdidas recientes de la moneda mexicana frente al dólar.
"Estimamos que la depreciación del peso hará que Banxico responda con un alza de 25 puntos base en noviembre, en nuestra opinión", estimó la entidad.
De esta forma, la tasa objetivo se ubicaría en un 8% al cierre de 2018, nivel que conservaría inclusive hasta finales del próximo año, de acuerdo con Santander.
El peso mexicano, a su vez, que en días recientes ingresó en un nuevo periodo de volatilidad, cerraría el año en niveles de 19,8 unidades por dólar y en 19,5 en 2019.
Respecto a los pronósticos de inflación, el grupo financiero proyecta niveles del 4,6% y 4% para finales de 2018 y 2019, respectivamente.
El Banxico tiene un objetivo permanente de inflación del 3%, con un diferencial de un punto porcentual arriba y abajo.
De acuerdo con los datos oficiales más recientes, la inflación en México se ubicó en un 4,94% hasta la primera mitad de octubre a tasa interanual.
El índice de precios terminó el 2017 en un 6,77%, su mayor nivel en más de 16 años.
En lo que va de año, Banxico ha elevado en dos ocasiones el nivel de la tasa objetivo en un intento por contener las presiones inflacionarias, en medio de un periodo de lenta expansión económica.
En 2017, se expandió un 2% el PIB de México, cuya economía, la segunda mayor de América Latina después de Brasil, depende en gran medida de los ciclos productivos de Estados Unidos, al ser su principal socio de negocios.