En marzo, la agencia recortó la calificación soberana para México en moneda extranjera a largo plazo a "BBB" desde "BBB+", y mantuvo su perspectiva negativa, reflejando la posibilidad de nuevas bajas a la nota crediticia durante los siguientes 12 a 24 meses, en plena crisis del coronavirus.
Ciudad de México. La calificadora S&P no prevé "necesariamente" otra rebaja a la nota crediticia de México, dijo este lunes Lisa Schineller, analista de calificaciones soberanas de América Latina, debido a un esperado deterioro del comportamiento de la economía por la pandemia del coronavirus.
En marzo, la agencia recortó la calificación soberana para México en moneda extranjera a largo plazo a "BBB" desde "BBB+", y mantuvo su perspectiva negativa, reflejando la posibilidad de nuevas bajas a la nota crediticia durante los siguientes 12 a 24 meses, en plena crisis del coronavirus.
Si bien desde entonces han empeorado las proyecciones para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del país latinoamericano, Schineller explicó durante un webinar que ya se esperaba que la epidemia golpeara la economía, por lo que tales desmejoras "no significan necesariamente otra rebaja a la nota".
La analista destacó que en adelante será importante ver cuál será la respuesta del Gobierno en términos de un repunte económico en los próximos años. La Secretaría de Hacienda proyectó en su plan de presupuesto una contracción de un 8% para el cierre de este año, seguida de un repunte de un 4,6% en 2021.
"Nuestra opinión es que México va a ser uno de los países rezagados, en particular (...) debido a la dinámica tan complicada en términos de la inversión privada y la confianza del sector privado", dijo Schineller.
En su presentación, S&P reiteró que la perspectiva negativa en la nota refleja varios riesgos fiscales y presiones, incluyendo aquellos relacionados a la petrolera estatal Pemex y restricciones planteadas por una baja base impositiva no petrolera.
No obstante, también refirió que la calificación actual está sustentada por un marco de política económica estable, una gestión proactiva de la deuda, una política monetaria creíble y un seguimiento del ajuste de las políticas.