El recorte de 25 puntos básicos de la última reunión se interpreta así como un movimiento por parte del banco para calibrar el nivel de restricción monetaria con la evolución de la inflación y sus perspectivas.
El banco central de México ha estimado que existe cierto espacio para realizar "un ajuste fino" de la tasa de política monetaria, por lo que seguirá, previsiblemente, recortando los tipos de interés en sus próximas reuniones, aunque ha descartado que esto suponga iniciar un ciclo de relajación de la política monetaria o dar "señal de complacencia" en la batalla contra la inflación.
Así se desprende del acta de la última reunión de política monetaria del banco central, celebrada el pasado 21 de marzo, y tras la que se aplicó por primera vez un recorte de 25 puntos básicos en los tipos desde el pasado marzo, llevando la cifra del 11,25% al 11%.
Si bien las condiciones actuales han conducido al banco a una disminución de la tasa, la entidad ha explicado que esto no significa que se haya dado por concluido el combate a la inflación, sino que "aún falta" para llegar a la meta, en un escenario en el que prevalecen riesgos para alcanzarla.
En consecuencia, el banco estaría apostando por mantener la prudencia en el manejo de la política monetaria y, en función de la información disponible en cada reunión, se evaluará la posibilidad de aplicar recortes adicionales.
De esta manera, el organismo central busca convencer al mercado de que todavía no es momento de iniciar un ciclo de recortes por lo que se tiene que evitar la expectativa prematura por parte de los analistas de que dicho proceso se materializará. "Se debe mantener prudencia en las señales que se envían al mercado", se recoge en el acta.
CALIBRAR LA RESTRICCIÓN ANTE LA INCERTIDUMBRE
El recorte de 25 puntos básicos de la última reunión se interpreta así como un movimiento por parte del banco para calibrar el nivel de restricción monetaria con la evolución de la inflación y sus perspectivas, en un momento en el que persiste la incertidumbre.
Esta evolución incierta del escenario macroeconómico, con riesgos que persisten al alza, ha obligado al banco a reflejar "un tono de cautela", teniendo en cuenta además que la eficacia de la política monetaria en México es baja, siendo este un motivo mayor para adoptar una postura monetaria "restrictiva, elevada y perdurable".
Por todo ello, se espera que el ciclo sea "más lento y de mayor duración" respecto de episodios pasados, "con el claro compromiso de fortalecer la estabilidad económica y financiera del país". "Mantener una postura restrictiva seguirá siendo necesario, ya que prevalecen retos y falta camino por recorrer", sostiene el organismo.
La gradualidad marcará la conducción de la política monetaria, no solo en magnitud sino en tiempo. El reto hacia delante es ajustar el grado de restricción de tal forma que se reconozcan los importantes avances de la dinámica inflacionaria y que, asimismo, se atiendan los retos que aún prevalecen en el trecho que queda por recorrer hacia la meta de 3%.