Fundado en 1971, el banco de segundo piso peruano aún dispone de un alcance limitado en torno a proyectos de infraestructura, digitalización y programas sociales. ¿Podrá la alianza con CAF ponerlo a la vanguardia?
Los ciclos de crisis económica a nivel global como la pandemia de la COVID-19 y la guerra de Ucrania han debilitado la capacidad crediticia de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Históricamente, estas instituciones han sido protagonistas en el préstamo de fondos a los países latinoamericanos con miras a impulsar el crecimiento económico.
En este contexto, los bancos de desarrollo han tomado relevancia como alternativas, pues además de conceder créditos, proveen servicios financieros y no financieros a empresas. A su vez, muchos diseñan instrumentos financieros que impulsan el desarrollo empresarial y tecnológico en sectores excluidos.
Destacan instituciones regionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y en el ámbito nacional, iniciativas como la Corporación de Fomento de la Producción de Chile (Corfo) y la Corporación Financiera de Desarrollo de Perú (Cofide). Este último fue foco de atención la semana pasada en el evento “Banca de desarrollo moderno y su impacto en el desarrollo sostenible de Perú”.
El eje principal fue la aprobación de CAF de una inversión patrimonial a Cofide por hasta US$ 10 millones, con miras a convertir a la entidad peruana en un banco de desarrollo moderno, que cubra las necesidades y exigencias del país andino.
Al respecto, Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF, declaró que el banco internacional está comprometido con el desarrollo sostenible de Perú bajo la visión de la Agenda 2030, trazada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). Este propósito incluye objetivos sostenibles como el fin de la pobreza, la educación de calidad, el hambre cero, agua limpia y saneamiento, entre otros.
“Somos un aliado estratégico que compartimos el objetivo de potenciar la promoción y financiamiento de la inversión en Perú, por lo que nos complace aportar para fortalecer a Cofide y seguiremos sumando esfuerzos para establecer mecanismos de apoyo, cooperación técnica y financiera, que brinden más oportunidades para mejorar la productividad y competitividad del país”, declaró Díaz-Granados durante su ponencia.
Asimismo, la relación entre CAF y Cofide se extiende por tres décadas, un periodo caracterizado por la participación accionaria preferente, que pasará a ser de accionariado común. Por otro lado, el banco peruano de desarrollo no solo dispondrá de mayores fondos, sino de mejoras en su gobierno corporativo y gestión interna.
Mientras que a largo plazo, se prevé impulsar mejoras como una mayor calificación crediticia para Cofide, ampliar gradualmente la cartera para contribuir con el cierre de brechas para el desarrollo de Perú y movilizar una mayor cantidad de recursos privados.
Posteriormente, esta necesidad fue reforzada con la participación de Antoni Estevadeordal, experto en política comercial, integración económica y cooperación regional en América Latina y el Caribe. El académico español resaltó la importancia que Perú disponga de un banco de desarrollo actualizado que aporte estrategias y políticas para reducir las brechas sociales y económicas del país.
Por su parte, Jorge Velarde, presidente del Directorio de Cofide, agradeció el aporte de capital y la asistencia técnica brindados por CAF. Acto seguido, calificó al evento como una oportunidad para difundir las conclusiones del trabajo en curso para modernizar Cofide. Es una consigna que se materializará en reformas derivadas de la delegación de facultades económicas al gobierno peruano, aprobada por el Congreso recientemente.
“Buscamos incrementar la contribución de Cofide al desarrollo de nuestros mercados, a las Mipymes y a los sectores productivos a través del sistema financiero, así como al financiamiento eficiente de los grandes proyectos de infraestructura que requiere Perú”, declaró Velarde durante su intervención.
Por otra parte, durante la rueda de prensa, el director de Cofide reconoció que su alcance es limitado en comparación a las posibilidades que ofrecen entidades similares de los países vecinos. Por ejemplo, la Financiera de Desarrollo Nacional de Colombia financia la construcción de infraestructura, mientras que la chilena Corfo impulsa la transformación digital.
Aunque sí reconoció que la historia de Cofide, fundada en 1971, ha poseído un rol de soporte para el sistema financiero dados sus vínculos con actores pequeños y medianos de la economía peruana. “Nuestro principal producto claramente es otorgar líneas de crédito a la banca, a las cajas municipales y rurales. Muchas veces estos servicios atendían micro y pequeñas empresas o casos de inclusión en temas de género y diversidad, pero ciertamente es aún tímido el impacto que podemos tener”, añadió.
En cuanto a la incursión de Cofide en la transición energética en Perú, Velarde se mostró optimista hacia los avances, aunque reconoció que cosechar los frutos tardará.
“Cofide ha aprobado incorporarse al financiamiento del proyecto de parque solar más grande que tendrá el país. Se ubica en Arequipa y lo trabajamos en colaboración con otro banco. También estamos viendo otras operaciones con ámbito de sostenibilidad. No descartamos ser un promotor de hidrógeno verde y otras fuentes de energía que puedan cambiar la cara de la energía en el país, e incluso, que podamos ser exportadores. Pero es un proceso gradual que tomará su tiempo”, declaró Velarde para AméricaEconomía.
En paralelo, Cofide desarrolla bonos azules, cuyos ingresos ayudan a financiar la gestión sostenible de aguas residuales en poblaciones vulnerables. Se trata de un proyecto realizado en conjunto con las cajas municipales para garantizar su expansión.
“Puede que estas personas no tengan ni siquiera conexión a agua ni desagüe, pero para que puedan contar con un baño digno y eviten comprar agua todos los días, decidimos financiar servicios para que tengan su propio sistema de agua y de alimentos, en algunos casos conectados, y en otros, aislados”, señaló Velarde.