A mediados de septiembre, la ministra de Trabajo, Jeannette Jara, lanzó esta propuesta como respuesta al elevado número de feriados en el país austral. Se trata de un nuevo intento por acercar la legislación laboral chilena a estándares europeos.
A puertas de las elecciones regionales del 26 y 27 de octubre y medio año después del inicio de la reducción gradual de la jornada laboral a 40 horas semanales, Chile se enfrenta a un nuevo debate en torno a la situación de sus trabajadores. Se trata de la gran cantidad de feriados que el país ostenta: 19 en total para este 2024.
Además de las festividades tradicionales como el Día del Trabajo, la Semana Santa y el Día de la Virgen del Carmen, se suman otros peculiares como el Encuentro de Dos Mundos (12 de octubre) e incluso, un feriado adicional: el 20 de septiembre para unir las Fiestas Patrias al fin de semana.
A nivel regional, Chile es únicamente superado por Argentina con 20 feriados y dista de otros países como Brasil con 12 fechas festivas; Uruguay, con 15; Bolivia, con 11 y México, con siete. Incluso, el vecino Perú, donde se produjo la creación de cuatro feriados en el último año, solo alcanza 16 en total.
En este contexto, a mediados de septiembre, la ministra de Trabajo de Chile, Jeannette Jara, propuso en una entrevista con el medio local Radio Pauta que el Ejecutivo no descarta avanzar en una iniciativa que añada días de vacaciones legales para los trabajadores. Para compensarlo, se reducirían los días feriados. Jara destacó que había conversado del asunto con el ministro de Hacienda, Mario Marcel, aunque sin proponer aún nada concreto al parlamento chileno.
El objetivo es acercar el modelo chileno al existente en “algunos países europeos”, aunque no especificó cuáles. Pero si realizamos una comparación, mientras que en Chile los trabajadores con más de un año de servicio tienen derecho a un mínimo de 15 días hábiles de vacaciones pagadas al año, en España, esta cifra alcanza los 22.
En contraste, el país ibérico solo cuenta con 12 feriados nacionales y dos locales, según el calendario oficial. Otros países europeos se rigen por legislaciones similares: el Reino Unido solo dispone de ocho feriados anuales. Asimismo, los trabajadores que prestan servicios cinco o más días semanales merecen 28 días de vacaciones anuales pagadas.
Por otro lado, Francia posee 11 feriados anuales y 30 días de vacaciones anuales y Alemania, de nueve a 13, dependiendo de la legislación de cada Estado Federado. Mientras tanto, las vacaciones mínimas son de 24 días en una semana laboral de seis días. En todos estos casos destaca la proporción inversa que en Latinoamérica: una mayor cantidad de vacaciones remuneradas, en detrimento de los días festivos.
Si bien puede sonar utópico que Chile aplique repentinamente un modelo similar, la solidez del trabajo formal en el país lo colocaría en una posición ventajosa en la región para avanzar en este enfoque. Por un lado, vale la pena abordar cómo afecta la vigencia de 19 feriados en los sectores de la economía chilena. Como es de suponer, el turismo es la industria más favorecida, debido a la gran movilización de chilenos a ciudades provinciales para pasar feriados largos como las Fiestas Patrias.
“Si hablamos de los sectores más perjudicados creería que son los sectores productivos, porque separan la faena y la producción”, sostiene Marta Meneses, gerente laboral de Auditeris, consorcio chileno especializado en outsourcing de servicios para AméricaEconomía. Sobre la propuesta de la ministra Jara, Meneses opina que si se quiere materializar, el gobierno chileno debe realizar estudios que analicen la postura del trabajador promedio.
En cuanto a las empresas, la medida permitiría que los gerentes puedan ir segregando los permisos de los trabajadores a través de las vacaciones para que no todos tomen los periodos de descanso al mismo tiempo.
“Ahora si damos un punto de vista sobre las pymes, hay que destacar que estas trabajan de forma muy diferente a la gran empresa. Por lo general, a las pymes les cuesta más suplir a las personas que están de vacaciones. Entonces, cuando pensamos en que una pyme ya no tiene que suplir a una persona 15 días, sino que en realidad debe reemplazarla un mes, porque tiene derecho a 30 días de vacaciones, este cambio es mucho más costoso”, advierte Meneses. En síntesis, sería un gran desafío para las micro y medianas empresas, debido al escaso personal disponible.
Para Beatriz Pérez, directora fundadora de Kippa Innovación, consultora chilena de gestión laboral, un punto adicional a considerar en el debate sobre los días festivos es que no todos aplican para cualquier trabajador. Muchos son irrenunciables como las Fiestas Patrias (18 y 19 de septiembre) , el Día del Trabajo (1 de mayo) y la Navidad (25 de diciembre).
Sin embargo, la mayoría no lo son como la Semana Santa, el Día de San Pedro y San Pablo (29 de junio) y el Día de Todos los Santos (1 de noviembre). Esto permite que negocios como supermercados, centros comerciales, restaurantes y cines sigan funcionando en su horario habitual. Aunque Pérez, al igual que Meneses, coincide que al no aplicarse esta regla para el sector manufacturero por necesidad, los feriados terminan siendo perjudiciales para sus empresas.
Sobre la propuesta de la ministra Jara, Pérez opina que el gobierno debería evaluar también un modelo de flexibilidad laboral que se difunde en países como España. Consiste en que el trabajador cumpla con metas de producción en una semana para que de llegar a la meta, este descanse el tiempo restante. “Hay un cambio de cultura organizacional que lleva a los trabajadores a responsabilizarse de sus tiempos y poder trabajar a su ritmo. Se destruye un poco la idea de una jornada laboral estructurada”, declaró Pérez para AméricaEconomía.
Por otra parte, la directora de Kippa sostiene que los países latinoamericanos deberían no solo evaluar los efectos macroeconómicos que conlleva aumentar los periodos de vacaciones, sino también la salud mental de los trabajadores.
“Los números de producción puede que funcionen en el sentido que la empresa funciona 24-7. Pero pregunta por el nivel de felicidad que tienen. Hemos notado números más negativos en países que no tienen tantos feriados o períodos mínimos de vacaciones. Mantener un país con parámetros de salud mental y bienestar pasa no solo por horas de trabajo, si no también de descanso”, aclara Pérez.
Como muestra, podemos volver al caso particular de México, que tiene siete feriados y el derecho a un mínimo de 12 días de vacaciones pagadas en el primer año de trabajo, según la Ley Federal del Trabajo. Una encuesta realizada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indicó que, previo a la pandemia, el 75% de los trabajadores sufrían de fatiga por estrés laboral y más del 40% de quienes laboraban en un escritorio se sentían exhaustos.
En contraste, en 2023, un estudio del Ministerio de Salud de Chile en cooperación con la Organización Internacional del Trabajo reveló que el 32% de los trabajadores chilenos sufrían niveles elevados de estrés laboral. Ambas cifras son altas, aunque se aprecia una marcada diferencia porcentual entre los dos países, al igual que en sus legislaciones en torno a los feriados y periodos de vacaciones.