El país latinoamericano quiere profundizar los lazos económicos con los países del bloque ASEAN, ampliando tratados comerciales existentes y creando nuevas vías de cooperación. Hoy el conglomerado de naciones asiáticas representa un PIB combinado de US$ 3,1 billones anuales.
Chile y Filipinas tienen 76 años de relaciones diplomáticas, pero aún no cuentan con un Tratado de Libre Comercio.
Pero todo eso podría cambiar en los meses venideros.
“Vemos a Chile como nuestro punto de entrada al mercado latinoamericano. Estamos explorando oportunidades para aprender más acerca de mercados y un arreglo comercial más relajado entre los dos países revitalizará el intercambio”, indica a AméricaEconomía Celeste Vinzon-Balatbat, la embajadora de Filipinas en Chile.
Actualmente ambos países no tienen un TLC, sino que un memorándum de entendimiento (MOU) firmado en marzo de 2021 para la creación de una Comisión Económica Conjunta que inicia con la promoción del comercio y la cooperación bilateral en materia económica. Pero la embajadora Vinzon-Balatbat considera que las discusiones que vienen con Chile eventualmente se encaminarán hacia la dirección de un acuerdo de este tipo.
El gobierno chileno no lo afirma categóricamente, pero sí reconoce que “hay un diálogo constante por mejorar los acuerdos que existen o elevar el nivel de lo que tenemos, como en el caso de Filipinas”, dice Patricio Powell, jefe de la división de Asia Pacífico del ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.
”Habrá una reunión en Manila [próximamente] donde veremos cómo podemos incrementar el comercio bilateral”, detalla al respecto la embajadora Vinzon-Balatbat.
Filipinas es una economía emergente, con 110 millones de personas y un PIB per cápita cercano a los US$ 9.271. Es una nación abierta al mundo con relaciones con China, Estados Unidos y su región a través de su integración a la ASEAN.
Datos de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales de Chile (SUBREI) y de ProChile dan cuenta de un comercio bilateral que va en ascenso. En 2020, el intercambio alcanzó los US$ 242 millones. Ese año, un total de 122 empresas chilenas exportaron a Filipinas más de 78 productos y servicios, como papel, salmones, inulina, cerezas, vinos, mejillones, cobre y uvas. En tanto que 185 empresas chilenas importaron desde Filipinas más de 310 productos, entre ellos impresoras, unidades de memoria, proyectores y lectores ópticos.
La embajadora de la nación asiática destacó también que sus áreas de interés para entrar con más productos a Chile van desde conservas hasta semiconductores y motocicletas, independiente del precio.
“Las tarifas no son un problema, ya que Filipinas bajó los aranceles de varios productos a distintos países. El tema es la distancia y los costos de transporte (…) es un área donde Chile y Filipinas pueden trabajar juntos”, enfatiza la embajadora.
Sus declaraciones se dan en el marco de un nuevo aniversario de la creación de la Asociación de Naciones de Asia Suroriental (ASEAN), el bloque económico integrado por Indonesia, Malasia, Vietnam, Tailandia, Singapur, Brunéi Darussalam, Camboya, Laos, Myanmar y la mencionada Filipinas.
Este bloque de naciones es hoy la quinta mayor economía del mundo, con un PIB combinado entre sus integrantes de US$ 3,1 billones y está en un constante esfuerzo por acrecentar su presencia y comercio con Latinoamérica, especialmente con Chile, país que desde 2019 está clasificado como Socio de Desarrollo. Se trata de un estatus de privilegio de ASEAN con la nación sudamericana que implica no solo un creciente comercio, sino que además cooperación en varias áreas económicas y tecnológicas.
“Mientras las principales economías mundiales están en un aterrizaje suave en 2023, la ASEAN, por el contrario, está bien posicionada para ser el epicentro del crecimiento y sigue siendo un destino de inversión atractivo. ASEAN tiene un mercado robusto que Chile no puede ignorar. La economía está creciendo por encima del promedio mundial y tenemos una población de clase media relativamente joven que crece rápidamente, pasando de 670 millones de habitantes a más de 720 millones para”, detalla a AméricaEconomía el embajador de Malasia, Abu Bakar Mamat.
Con esta nación ASEAN, Chile tiene un TLC firmado en 2010 que entró en vigor en abril de 2012. En junio de este año hubo una comisión conjunta de las naciones para revisar el acuerdo, con miras a perfeccionarlo.
“Malasia está considerando expandir la exportación de sus productos de aceite de palma y componentes de caucho para uso industrial, especialmente para industrias como la construcción y la minería, a Chile (…) Tenemos cinco áreas de enfoque: la transformación digital, tecnología agrícola y seguridad alimentaria, aeroespacial, energía limpia y salud”, agrega el embajador Mamat.
Un ejemplo del potencial en la industria de alimentos lo confirma Carolina Carriel, una ingeniera en biotecnología chilena que hoy trabaja en la firma foodtech The Live Green Co, que desarrolla remplazos de aditivos químicos en alimentos por mezclas de plantas y que se acercó a Malasia para aprender sobre esta novedosa industria. A ese país se fue a trabajar por seis meses con una empresa farmacéutica, desarrollando alimentos libres de aditivos y fortificados con vitaminas y probióticos para niños.
“En el sudeste asiático está ocurriendo una verdadera revolución de la alimentación basada en plantas y de la tecnología aplicada al desarrollo de alimentos más limpios y sustentables”, indica Carriel a AméricaEconomía.
“Lo cosmopolita de Malasia, y su vecino Singapur, permite hacer muchos contactos globales, con el ecosistema alimentario”, agrega destacando especialmente la labor del instituto alimentario de Borneo. “Es un sueño para Latinoamérica ya que, gracias a la labor del instituto, las comunidades se sienten resguardas en su patrimonio gastronómico (…) e incluyen la sustentabilidad en su cadena de procesos en la industria, con un impacto en las economías locales, lo que es un ejemplo para nuestros países”, refiere.
COMERCIO DUPLICADO
La presidencia del comité ASEAN es rotativa y este año la corresponde a Indonesia dirigir las celebraciones y actividades por sus 56 años de existencia.
En el caso chileno, esa labor recayó sobre el embajador de Indonesia, Muhammad Anshor.
El diplomático no oculta su entusiasmo con las relaciones comerciales que la cuarta nación ms poblada del mundo tiene con la nación sudamericana. Entre ambas rige un TLC denominado Acuerdo de Asociación Económica Integral entre Chile e Indonesia, CEPA, por sus siglas en inglés.
“No me puedo quejar” dice Anshor a AméricaEconomía durante la ceremonia realizada en su residencia del exclusivo sector La Dehesa, en la capital Santiago. “En términos de intercambio comercial más que se duplicó desde que entró en vigor el CEPA, en agosto de 2019, y el año pasado en octubre firmamos la ampliación del tratado para agregar a sector servicios”, detalla.
La vinculación de Chile con los países de ASEAN tiene décadas, pasando desde las relaciones diplomáticas hasta el estatus de Socios de Desarrollo y TLCs con Vietnam, Indonesia, Tailandia, Malasia y Singapur.
“Tenemos un programa de trabajo con ASEAN que llega hasta el año 2025 con actividades esencialmente de cooperación, el que tiene un avance del 30%, donde se aborda el área política económica en el área social en el área cultural y de movilidad de personas. Además, consideramos el trabajo de la Agencia de Cooperación Internacional de Desarrollo (AGCID) esencialmente en las áreas de transparencia y buen gobierno”, explica Powell.
Las actividades comerciales del bloque y Chile siguieron adelante, aún en pandemia, afectando solamente aspectos de cooperación presencial.
“En ambos sentidos hay buenos números comerciales, pero hay espacio para crecer mucho más, sobre todo porque hay productos de contra-estación que son de interés en Asia. También se está explorando la manera de llegar con productos halal para los países como Indonesia o Malasia que son musulmanes. Los temas de minería son de interés permanente y ya varios de países de la región han expresado su interés en ser parte del futuro de la industria del litio y también del hidrógeno verde”, detalla del embajador Powell.
El diplomático chileno destaca el ascenso de la población del bloque ASEAN, que exceptuando a Singapur que es una de las naciones más desarrollada del globo, están llegando a estándares de clase media “y requieren no solo materias primas que Chile puede ofrecer, sino requieren otros elementos para su desarrollo: existe una posibilidad real de que nuestro país sea parte de cadenas de valor conjuntas para por ejemplo apuntar [junto a ASEAN] hacia Japón o Corea”, enfatiza.
Volviendo a la relación comercial de Chile y Filipinas, este país ha estado trabajando el vínculo entre grupos empresariales filipinos y chilenos para oportunidades de franquicia, con la organización del primer Encuentro Filipinas-Chile sobre Franquicias entre la Philippine Franchise Association (PFA) y la Cámara Comercio de Santiago (CCS).
Y es que las franquicias se destacan como los medios más dinámicos y lucrativos para penetrar y prosperar en el mercado filipino, de alto nivel de sofisticación, destacó la CCS.
“Filipinas es uno de los principales exportadores de franquicias del mundo, con servicios como vestuario, alimentos, capacitación” recuerda la embajadora Vinzon-Balatbat. Pero también tiene una fuerte industria local de servicios de manufactura de semiconductores, conocido por sus siglas SMS.
Los productos clave de Filipinas son los discos duros y los semiconductores: suministra al mundo 2,5 millones de discos duros al mes y capta el 10% de la oferta mundial de servicios de fabricación de semiconductores. También alberga las fábricas de alrededor de 500 empresas de semiconductores y electrónica, como Texas Instruments, Philips, Fairchild, Analog, Sanyo, On Semi y Rohm; así como cuatro de los mayores productores de discos duros: Hitachi, Toshiba, Fujitsu y NEC. Otros nombres incluyen Continental, Amkor, Tsukiden, IMI, EMS e Ionics que producen sensores, radares de comunicación, telecomunicaciones, productos automotrices y electrónicos.
La meta del gobierno filipino es salir con esos productos más allá de Asia, Estados Unidos o Europa, y Latinoamérica se ve como el destino natural. Y, al mismo tiempo, Filipinas tanto como ASEAN seguirán requiriendo de las materias primas que produce el continente americano.
“Así como Chile es la puerta entrada del Asia Pacífico, también es a la inversa: Latinoamérica puede ver a Chile como su punto de salida hacia el mercado asiático”, concluye la embajadora Celeste Vinzon-Balatbat.