Desde el mes de octubre las zonas fronterizas se encuentran militarizadas para evitar la salida de alimentos a países como Perú y Brasil.
Este martes, el presidente de Bolivia, Luis Arce, se movilizó a la zona de Desaguadero, frontera con Perú, para verificar el control que se realiza en esta zona fronteriza que se caracteriza por ser un punto clave en el flujo del contrabando a la inversa.
El mandatario se hizo presente con la viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón, y el viceministro de Lucha Contra el Contrabando, Luis Velásquez.
CONTRABANDO
De acuerdo con el Gobierno boliviano, el contrabando a la inversa, cuando los productos bolivianos salen de manera ilegal a los países vecinos, es una de las causas del desabastecimiento y el alza de precios en el mercado interno.
Debido a que Bolivia está en el centro del continente y comparte frontera con cinco países (Argentina, Brasil, Chile, Perú y Paraguay), los productores y comerciantes deciden abastecer los mercados extranjeros debido a que ofrecen mejores precios.
Recientemente, con el aceite se vivió esta situación, ya que en Bolivia el precio del litro no debe superar los Bs 13,5 (US$ 1,90), pero en países como Brasil y Perú el costo puede llegar a triplicarse, lo que incita este tipo de actividades.
Por ello, para hacer frente al contrabando a la inversa, el 7 de octubre Arce ordenó la militarización en las zonas fronterizas para reforzar el control contra el contrabando.
Además, se promulgó un Decreto Supremo mediante el cual se endurecen las sanciones contra el ilícito. Ahora los contrabandistas pueden recibir penas de hasta 14 años de cárcel por sacar productos fuera del territorio nacional de manera irregular.
Asimismo, la semana pasada se reforzó el control en toda la línea fronteriza del país altiplánico. Actualmente, un total de 8.000 efectivos realiza el control en las fronteras para evitar el contrabando, el cual incrementa en estas fechas a causa de las fiestas de fin de año.