Las autoridades han hecho un esfuerzo por llevar la tecnología a las aulas, pero no han capacitado a los profesores para utilizarla, advierte la OCDE.
México ha tenido avances en la integración de las tecnologías digitales en las aulas, pero esto no se ha reflejado en un mejor rendimiento de los estudiantes porque falta un componente necesario: la capacitación docente en el uso de herramientas tecnológicas.
De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en México el 53.8% del magisterio requiere entrenamiento para el uso de la Tecnologías de la Información (TIC).
Según el estudio Perspectivas de Habilidades de la OCDE 2019, nuestro país tiene un 33.7% de estudiantes de bajo rendimiento (por debajo del Nivel 2 de la prueba PISA en lectura, matemáticas y ciencias), una cifra muy por encima del 13% promedio de la Organización y más alejada de naciones como Estonia con sólo 4.7 por ciento.
Este bajo rendimiento de los alumnos continua a pesar de que México tiene un 7% de integración efectiva de TIC en las aulas, un número por arriba del -2.6% promedio de países miembro de la OCDE y también pese a mejorar la matrícula de educación inicial en los últimos años, la cual se ubica en 72.9%, aún por debajo del promedio de la OCDE de 87.2%, pero por encima de países como Suiza, con 51.3 por ciento.
La respuesta a estos resultados es clara para la directora del Centro de Habilidades de la OCDE, Montserrat Gomendio, nuestro país ha mejorado la cobertura educativa y la implementación de TIC, pero necesita incrementar la formación de profesores en el uso de nuevas tecnologías aplicadas en el proceso de enseñanza.
“Lo que hemos visto en México y en muchos otros países es que se ha hecho un esfuerzo muy grande en llevar las tecnologías a las aulas, pero no se ha acompañado con un esfuerzo en la formación de los profesores y por lo tanto no hemos visto la mejora en el rendimiento de los alumnos que uno esperaría con la integración de la tecnología”, detalla Montserrat Gomendio en entrevista con El Economista.
Soluciones para avanzar
Gomendio explica que la tecnología puede ayudar a los maestros a liberar tiempo que tradicionalmente se usa para “dar clases”, es decir, explicar contenidos, para trabajar en sus alumnos las competencias más complejas que ahora son demandadas, como resolución de problemas, pensamiento crítico o trabajo en equipo.
“La realidad en el aula es que la presencia de la tecnología exige profesores mucho más formados no solamente en tecnologías digitales. Lo que vemos es que no están bien formados para entender cómo utilizar esa tecnología para mejorar el rendimiento de los alumnos. Es ahí donde necesitan muchísimo apoyo en la formación permanente”, puntualiza.
En ese sentido, afirma, nuestro país tiene que evolucionar de un sistema memorístico, y en el que se repite el contenido de un libro de texto, a un modelo en el que la tecnología se encargue de cubrir esta vertiente y los maestros de desarrollar competencias necesarias para el futuro del trabajo.
“Necesitan esos conocimientos. Ni el profesorado, ni el alumno pueden prescindir del conocimiento, necesitan adquirirlos, pero pueden hacerlo de una forma distinta, lo pueden hacer con una computadora”, comenta la especialista de la OCDE.
Otra área de oportunidad es implementar el aprendizaje a lo largo de la vida. Es decir, no solamente equipar a los estudiantes con un buen nivel de competencias, sino preocuparse de que los adultos estén aprendiendo a lo largo de su carrera, lo que requiere de nuevas políticas públicas para fomentar la capacitación laboral continua.
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