“Como gestores buscamos nuevos públicos, y decidimos desarrollar capacidades y habilidades, dispuestos a utilizar el cine como una herramienta pedagógica”, asegura el coordinador del proyecto.
El sueño de Stefan Gaspar, cineasta e impulsor del Grupo Chaski quien dejó de existir hace un año, de llevar buen cine a todos los rincones del país sigue latente en la institución que creó.
Un ejemplo de ello es el caso de los microcines de Piura que impulsa su colectivo en el norte peruano. Segundo Chávez, coordinador de este emprendimiento, dice que se trata de un trabajo constante.
“El legado que nos dio Stefan Gaspar es la apuesta por un cine que se acerque a la gente y forme de manera integral a la gente”, agregó. La primera de estas salas que se crearon en Piura, con el auspicio del grupo Chaski, fue el microcine Cinetiquetas.
Al inicio lo formaron líderes y jóvenes de la zona urbana que ya contaban con un trabajo social en la jurisdicción como parte del colectivo Univerdad y Factor Tierra. Más adelante surgió el microcine Perlacine en Sullana, a media hora de la capital regional. Otro es el microcine Tambogrande, en el distrito del mismo nombre.
Cada microcine apuesta por un territorio específico, un público cautivo y una dinámica de proyección distinta al otro.
Sin embargo, muchas veces coinciden en los temas que tratan las cintas proyectadas, tales como ecología, trabajo, espiritualidad, familia, identidad, salud, derechos humanos, niñez, juventud y mujer, entre otros asuntos sociales.
Hace dos años el equipo de la Red de Microcines Piura, en su diagnóstico por llegar a nuevos públicos, se dio cuenta de que, por lo general, los pocos que venían a sus funciones eran sectores ligados a las artes como actores, productores y un público que ya sabía acerca del proceso creativo de sus actividades.
Sin embargo, ellos aspiraban a más, querían un público nuevo, desde la comunidad y la gente.
Por ello, desde el año pasado una de las actividades centrales de los microcines en la región Piura es la promoción de la utilización de los audiovisuales en las aulas, teniendo como público objetivo a estudiantes de primaria y secundaria.
“Como gestores buscamos nuevos públicos, y decidimos desarrollar capacidades y habilidades, dispuestos a utilizar el cine como una herramienta pedagógica”, asegura Segundo Chávez.