Hasta el 83% de los pacientes bien informados que sufrieron un evento adverso tienden a regresar, según la experiencia del Hospital Israelita Albert Einstein.
Desafortunadamente todo paciente que ingresa a una institución de salud corre el riesgo de presentar un evento adverso, los cuales incluso son reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un problema de salud pública y uno de los grandes retos globales que prevalecen. Si bien muchos de estos eventos son impredecibles y muchos de ellos pueden llegar a ser catastróficos, un correcto accionar durante los mismos también puede ayudar a mejorar la experiencia del paciente
A raíz de la trágica muerte de Julia Lima, acontecida el 10 de febrero de 2015, la Hospital Israelita Albert Einstein de Brasil creó un programa cuya finalidad es velar por la seguridad del paciente y poder así disminuir el número de muertes derivadas de los eventos adversos, considerados como la tercera causa de muerte en países como Estados Unidos.
Durante su ponencia en el foro Mejorando la Experiencia del Paciente, celebrado en la Ciudad de México, Fernanda Paulino Fernandes, enfermeda y consultora en gerenciamiento de riesgo y seguridad del paciente del Hospital Israelita Albert Einstein de Brasil, destacó que toda persona pasará por un error de diagnóstico al menos una vez en su vida, situación que, sin embargo, no debería de dañar la imagen de las instituciones de salud, siempre y cuando se actúe de la manera adecuada.
Según narra la directiva, luego de la muerte de Julia y tras ver los mensajes que la joven escribió a su familia horas antes de su deceso –“cuando trago me duele la garganta”, “no puedo respirar”, “llevo 12 horas, no entiendo por qué no hacen nada”– se optó por la instauración de un programa que abarca tanto a los pacientes y sus familiares, como a los mismos médicos a fin de evitar este tipo de situaciones.
De acuerdo con Paulino, el objetivo del programa es mantener una comunicación abierta entre pacientes, familiares y médicos, situación fundamental para mantener la confianza institucional y, en el caso de Julia, para obtener el perdón de la familia; pero también para fomentar en los profesionales de la salud una capacidad de autocrítica que les permita detenerse para escuchar la voz de sus pacientes y a la vez mantenerles informados sobre los riesgos, consecuencias y efectos secundarios del tratamiento sugerido. Asimismo se les solicita ser humildes y estar abiertos a la posibilidad de estar equivocados, así como acudir por apoyo a sus colegas para una segunda opinión.
En este sentido, la enfermera señala que:
"La gran mayoría de los pacientes informados vuelva al hospital; 83% de los pacientes informados regresó con nosotros y 96% de éstos decidieron no evolucionar su reclamo a una acción legal."
Ciertamente lo ideal en la medicina, como en cualquier otra disciplina, sería no cometer errores; sin embargo, eso es imposible, pero incluso en este tipo de casos existe la posibilidad de mejorar la experiencia del paciente y de una forma tan sencilla como lo es a través de una comunicación transparente, pues al final del día, la incertidumbre es uno de los peores sentimientos para el paciente y sus familiares.