En un contexto donde existe cada vez mayor competencia y necesidad de diferenciarse, es clave reaccionar rápidamente a las tendencias del mercado laboral y así poder crear programas de interés.
No es casualidad que la maestría de ciberseguridad de la peruana Escuela de Postgrado UPC, haya completado las plazas y, por lo mismo, se haya abierto un segundo programa con las mismas características. Se trata de uno de los temas que están en boga por estos días, porque los especialistas apuntan a la necesidad de contar con cada vez más profesionales capacitados en esta área.
La transformación digital y la demanda por profesionales que estén capacitados en estos temas y dominen las nuevas tecnologías, será cada vez más valorado. Es por esto que las escuelas están creando programas enfocados especialmente en temas como ciberseguridad, business intelligence y ciencia de datos.
Pero esto es solo un ejemplo de cómo las b-schools están desarrollando programas de estudios considerando las tendencias. En la Universidad del Norte (Uninorte), en Colombia, han advertido el interés de los estudiantes y las empresas por las habilidades gerenciales, innovación y transformación digital, marketing, finanzas y seguridad de la información.
Entonces, es clave estar al día, tanto para diferenciarse de las otras instituciones en sus países como para adaptarse a los cambios en el mercado laboral, y así ofrecer programas que les permitan a los estudiantes desarrollar habilidades y conocimientos necesarios para enfrentar el actual y futuro escenario.
Mayor grado de reacción
En el panel Empleabilidad post Estudios del evento online “Maestrías especializadas de negocios”, organizado por AméricaEconomía, Gustavo Genoni, decano de la Escuela de Negocios Universidad de San Andrés (Udesa), indicó que las escuelas han cambiado durante este tiempo, así que “el grado de reacción ante la demanda nos permite sacar postgrados por especialidad, porque vemos una necesidad en particular”.
En el caso de Udesa, durante la pandemia notaron la necesidad de una mejor organización en las instituciones de salud, por lo que sacaron un MBA orientado a quienes se encontraban trabajando en este campo, con la finalidad de entregar una visión de negocios e innovación.
“El programa se llenó”, dice Genoni, quien agrega que eso no hubiese pasado antes, porque no había alguien encargado de esto. “Las universidades tradicionales se quedan atrás porque no tienen a alguien que sea gestor o investigador. Un gestor diseña un programa y dedica mucho tiempo a esto. En Udesa tenemos las herramientas y la tecnología, y nos hemos adaptado, algunos con renuencia y otros de forma más natural”.
Sobre la rapidez para adaptarse y tomar decisiones, Alexandra Bolaño, directora de Especializaciones en Uninorte, señala que “la conexión entre la academia y el sector productivo debe ser muy fluida, de tal manera que facilite la pertinencia de los planes de estudio para que los egresados puedan afrontar los retos que se le presentan en el plano laboral. Este conocimiento actualizado permite que las organizaciones sean altamente competitivas con excelentes niveles de productividad y así lograr su sostenibilidad”.
De focus group a profesores investigadores
En este aspecto, las escuelas suelen obtener información desde varias fuentes, siendo los principales consultados los alumnos, egresados y empresarios ligados a la b-school. En la argentina IAE Business School se realizan encuestas de satisfacción y focus groups con alumnos; sondeos corporativos a empresas clientes y no clientes; además de la experiencia de profesores que analizan tendencias globales desde lo académico y la investigación.
“Desde el consejo de dirección, una persona tiene el rol de ‘Programas e Innovación’ y participa de este equipo. Asimismo, está presente el área de marketing, con una product manager enfocada en impulsar y velar por la propuesta de valor de algunos segmentos, integrando desarrollo de producto con acciones de marketing y comunicación, junto con directores comerciales y académicos enfocados en temas de creatividad e innovación”, dice María Eugenia Iriart, directora de Marketing y Comunicación del IAE, quien añade que de esta forma se busca fomentar que profesores y directores académicos puedan desarrollar nuevos productos, enfoques o innovar en lo que ya están desarrollando.
Otro ejemplo es lo que hacen en la Escuela de Negocios de la argentina Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), donde “las novedades internacionales llegan a nuestro campus a través de los profesores investigadores. Estos no solo enseñan sino en gran medida construyen los cambios que se desarrollan alrededor nuestro. Contamos con un grupo de investigadores en inteligencia artificial y neurociencias que es único en el país”, dice Guadalupe Sanz, directora ejecutiva de la Escuela de Negocios de la UTDT.
Además, en la UTDT, profesores y líderes globales son invitados a participar en conferencias, seminarios o actividades en el aula, entre otros para que haya intercambio de conocimiento y actualización permanente.
De esta forma, las escuelas no sólo crean programas, sino que también los van actualizando, integrando nuevas asignaturas. En UTDT, por ejemplo, han ido desarrollando nuevas materias de tecnología para los distintos programas que ofrecen, “como en la Maestría en Finanzas, donde cuentan con el eje Finanzas y Tecnología, que incluye materias como machine learning, fintech e Introducción a las criptomonedas y los contratos Inteligentes”, dice Sanz.
Revisa también: AméricaEconomía lanza Directorio de Maestrías de Negocios Especializadas
Y en el caso del MBA, cuentan con materias como data science y estrategias digitales de Negocios y en las carreras de Administración de Empresas y Economía Empresarial contamos con un núcleo digital que agrupa las materias de tecnología.
Es así como las escuelas se nutren de una serie de iniciativas para poder captar lo que está pasando en el mundo, con éxito y proyección, para ir dando forma a sus diferentes cursos, diplomas y maestrías.
Pero tampoco es sencillo diseñar y crear un programa de estudios. Desde Uninorte indican que esto puede tomar dos meses en el caso de un curso o diplomado y hasta 12 meses para posgrados, maestrías especializadas, desde la idea inicial, identificación de la necesidad, hasta llegar a su diseño completo. “A partir de allí se procede con los protocolos establecidos con las instancias internas y con las autoridades pertinentes para obtener los respectivos permisos y registros calificados para lograr ofrecer de manera oficial el programa al mercado, de 3 o 6 meses más en promedio. En este punto se inicia con la comercialización del programa. Esta última fase que va entre obtener los permisos y abrir el programa podemos contar en promedio 2 o 4 meses más”, explica Bolaño.
Claramente, las escuelas están reaccionando a las nuevas tendencias, nutriéndose de diferentes experiencias y opiniones, y así poder diseñar programas o intervenir aquellos existentes, con la intención de no quedar obsoletos, pero tampoco responder antojadizamente a modas.
Foto: Unsplash.com